El extraño relato de la Transfiguración de Jesús en el Monte Tabor, describe lo que llamaríamos una experiencia límite.
Los tres testigos, Pedro, Santiago y Juan son abrumados por la exaltación, la luz y la alegría que experimentaron.
Pedro desea construir tiendas en el monte, e insiste en su idea. Jesús se lo niega, pues no puede ser, y deben bajar del monte.
La transfiguración, nos recuerda que nada en este mundo es permanente o estático.
Los seres vivos cambian y se trasladan. Estamos siempre dejando de hacer, más que aferrándonos a lo que hacemos.
Parece que creemos que, por poseer o capturar o construir tiendas, podemos prolongar para siempre una experiencia grata. No es así.
Nuestro Dios no puede ser encerrado en una tienda.
Nuestro Dios vive con nosotros, y con amor nos acompaña a lo largo de nuestra vida.
Es por eso que momentos como cumpleaños o encuentros familiares, nos recuerdan que la luz de Dios brilla desde nuestro interior.
Son momentos para recordar con gran alegría.
Espacio Sagrado
No comments:
Post a Comment