Friday, May 23, 2008

De teniente de navío a pescador de hombres


El Teniente de Navío José Antonio Brage es uno de los 36 nuevos sacerdotes ordenados en Roma este fin de semana por el prelado del Opus Dei, monseñor Javier Echevarría. Proceden de quince países y a partir de ahora se dedicarán completamente a sus nuevas actividades sacerdotales. José Brage, nacido en Cartagena hace 41 años, afirma que “Dios es como la marea, cuando sube y se mete en el alma, es imposible luchar contra Él, y una tontería, porque se pasa mal. Lo mejor es dejarse llevar por ella, llenar tu vida de aventura”.

Como nuevo presbítero afirma que “la mayor pobreza que hay en el mundo es la falta de Dios. Llevar a Cristo a los demás es el mayor bien que se puede entregar a los hombres, y esa es la misión del sacerdote”.

Afirma que “me ilusiona dedicar muchas horas a celebrar los sacramentos, especialmente la penitencia, que tengamos bien limpia el alma, como se hace con el casco de los barcos para que se deslicen más velozmente por el mar, libres de lastre inútil.

Brage califica de “golpe de timón” el cambio que ha dado a su vida, con una larga e intensa dedicación profesional, que incluyó cinco meses en el Golfo Pérsico durante la primera guerra, además de muchos ejercicios internacionales en aguas del Atlántico y el Mediterráneo
El patrullero “Formentor”, el dragaminas “Sil”, la especialización en Armas Submarinas, la corbeta “Diana”, el curso de Buceador de Combate, o su etapa en el Juan Sebastián Elcano, son hitos de una vida profesional “muy llena”.

Una vida que procuró vivir cara a Dios, santificando el trabajo según las enseñanzas de san Josemaría Escrivá. “La mar –señala-- dice muchas cosas de Dios. No olvidaré el texto junto a la capilla de la Escuela Naval Militar: “El que no sepa rezar, que vaya por esos mares, y verá que pronto lo aprende”. Es una gran verdad: sólo hace falta abrir los ojos del alma”.
Sin embargo, dice que “no recuerdo haber tenido nunca ideas de ser sacerdote durante mi niñez y juventud, aunque sí de entrega a Dios en medio del mundo, y que me llevaron a pedir la admisión en el Opus Dei”.

José Brage cuenta también con muchos años de trabajo con jóvenes, y destaca de su experiencia “el percibir la nostalgia de Dios como una “firma” en el alma de esos jóvenes, y su gran capacidad de generosidad y entrega. Creo que el reto es vivir junto a ellos un gran amor a la libertad, una visión positiva y optimista de la vida y del mundo; la confianza en las personas, el cariño a los padres, la responsabilidad en el trabajo, hablando de todo lo que hablan los jóvenes”.
Periodista Digital

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