La Eucaristía convoca y une, más allá de las diferencias de nacionalidad, de profesión, de clase social, de ideas políticas, para abrirnos a la universalidad de Cristo. Lo reafirmó Benedicto XVI en la homilía de la fiesta del Corpus Domini, sobre el altar externo de la Basílica de San Juan de Letrán, como es tradición. El Papa subrayó que reunirse entorno a la Eucaristía nos libera del particularismo y Jesús nos indica el camino con la fuerza del Pan de vida. Hacer una reverencia delante de Jesús es una profesión de libertad, para no postrarse delante de ningún poder terrenal, por más fuerte que sea. Después de la misa, el Papa y los fieles se encaminaron en peregrinación hacia la Basílica de Santa María la Mayor. Ahí Benedicto XVI impartió la bendición e invitó a los fieles a seguir el ejemplo de obediencia y fidelidad de María.
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