El día genovés de Papa Benedicto inició con el acto de veneración a la Virgen María en el Santuario de la Guardia y prosiguió con el encuentro en ese "santuario de la vida" y "santuario de la familia" que es el hospital pediátrico "Giannina Gaslini", un lugar que habla del dolor en los rostros de tantos niños pacientes, pero que también está destinado a aliviar el sufrimiento.
"Es un bien para todos" -dijo el Papa- y por esto, confirmando las palabras de la alcaldesa Marta Vincenzi que lo acogió desde el inicio de su visita, "merece la contribución de todos en el justo respeto de los papeles y las competencias".
El Papa recalcó dos interesantes imágenes: existe una globalización positiva de la caridad cuando recursos, servicios y necesidades crean y refuerzan una red de solidaridad particularmente urgente y necesaria hoy. Caridad que para los pequeños pacientes no son sólo atenciones, sino un suplemento de cariño que se convierte en la primera e indispensable terapia.
Segunda imagen: en el dolor siempre se asoma la silenciosa presencia de Dios que acompaña, casi imperceptiblemente, al hombre en su largo camino en la historia. Dios no nos deja nunca, dice el Papa: este hospital también se convierte en un "santuario" de la esperanza.
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