Hoy, 20 de mayo, la Iglesia llena de alegría conmemora el nacimiento para el cielo de SAN BERNARDINO DE SIENA, en el aniversario de su santa muerte ocurrida en un día como hoy de 1444 en el Aquila, Italia. Nacido en Massa Marittima, Grosseto, Italia, en 1380, fue sacerdote franciscano. En 1450 el Papa Nicolás V lo proclamó Santo.Unidos, pues, a la familia franciscana y cuantos hacen de su vida una tarea evangelizadora, brindemos nuestro devoto aplauso a San Bernardino de Siena.
Meditación
QUERIDO BERNARDINO: recordar tu vida es ver a uno de los mas famosos franciscanos de todos los tiempos, al hombre que, con sus fervientes sermones populares revolucionó Italia. Ya a los once años de edad entras en la Universidad de Siena, demostrando dotes extraordinarias. Frente a ti se vislumbraba un futuro brillante, pero tu ya habías tomado otra decisión. Cuando tienes 17 años, después de una terrible epidemia que azota la ciudad en la que tu mismo caes gravemente enfermo, ingresas en la orden franciscana. Ordenado sacerdote, desde el principio tienes una severa interpretación del espíritu franciscano, llevando la pobreza hasta el extremo. Toda otra interpretación de la regla, decías, es una traición de la misma. En un paraje apartado fundas un pequeño convento en el que pasas 10 años en mortificación. Pero Dios te necesitaba para otras tareas... Estando de portero en el pequeño convento de Fiesole, cerca de Florencia, cierto día uno de los predicadores cae enfermo. Tu tienes que reemplazarlo y, así, por casualidad, empezó el oficio de predicador que te hará famoso y que desempeñarás hasta la muerte. En la Italia de la época predominaba una gran indiferencia religiosa y una gran falta de sentimientos morales, por lo que tu campo de acción era vasto. De ciudad en ciudad, te encontramos en plazas y pulpitos, anunciando de tal modo la palabra de Dios, que era imposible no escucharte. Por donde ibas llevabas la bandera con la sigla del nombre de Jesús en griego, JHS, que caracterizó tu predicación, y que 100 años más tarde, será tomado por San Ignacio de Loyola como símbolo de la Compañía de Jesús y de la orden jesuita.
Radio Vaticano
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