Saturday, May 24, 2008

Meditando con los santos y beatos del día: B. LUIS ZEFERINO MOREAU



Hoy, 24 de mayo, la Iglesia llena de alegría, conmemora el nacimiento para el cielo del BEATO LUIS ZEFERINO MOREAU, quien muriera santamente en un día como hoy de 1901 en Saint-Hyacinthe, Canadá. Oriundo de Bécancour, Nicolet, Canadá, en 1824, fue obispo de Saint-Hyacinthe y fundador de la Comunidad de las Hermanas de San José y de muchas asociaciones pías. En 1987 el Papa Juan Pablo II le proclamó Beato. Unidos pues a la Iglesia del Canadá, brindemos nuestro vivo aplauso al Beato Luis Zeferino Moreau.


Meditación

QUERIDO BEATO LUIS ZEFERINO: recordar tu vida es ver al apóstol de débil contextura física, que llegó a ser un sólido soporte moral para la fe de muchos. Ya desde niño mostraste excepcionales signos de fe, devoción y amor por las cosas espirituales. En un corazón así cultivado, muy pronto aparecieron los signos de la vocación sacerdotal. Pero, como era de esperar, al ver tu fragilidad física, te recomendaron que mejor abandonases la idea y siguieses por otro camino. Pero, cuando la vocación viene de Dios, no hay otro camino que pueda reemplazarla. Aunque algunas puertas se te cerraron, una se te abrió y te permitió entrar por el camino de la carrera sacerdotal. Monseñor Prince, obispo de Montreal, al descubrir la sinceridad de tu vocación, te recibió en su seminario. Y así empezó una carrera sacerdotal que no paró hasta, nada menos, la consagración episcopal. El frágil Zeferino llegó a ser Obispo de Saint-Hyacinthe. Tu sensibilidad y fragilidad natural fueron en este cargo, una ayuda más que un estorbo. Con todos mostrabas una gran dulzura, caridad excepcional y gran humildad. La gente te conocía con el cariñoso nombre de "el buen Monseñor Moreau". Visitabas con regularidad y dedicación a toda tu gente, ya que querías sentir en primer plano sus necesidades y problemas y querías personalmente ayudarles a encontrar el camino hacia el buen Dios. El clero encontró en ti un buen padre y un auténtico amigo en quien confiar. Tu fragilidad natural no te impidió salir al frente para combatir con valentía los muchos desordenes existentes en la época: intemperancia, falta de modestia, mala prensa, sociedades secretas, abusos políticos. Con todos mostraste firmeza y, al mismo tiempo, dulzura. Mucha gente te escribía y a todos contestabas. Esto hizo que pudieras dejarnos en herencia un tesoro epistolario de más de 15,000 cartas. Beato Luis Zeferino Moreau, nunca olvidaremos cómo Dios hizo de un hombre frágil un campeón del apostolado.
Radio Vaticano

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