Sunday, April 22, 2012

Beatifican a la madre María Inés Teresa



    La fundadora de las Misioneras Clarisas del Santísimo Sacramento acorta distancias en su camino a los altares
CIUDAD DE MÉXICO (22/ABR/2012).- Camino a los altares. La madre María Inés Teresa del Santísimo Sacramento fue beatificada ayer por el prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos de El Vaticano, Angelo Amato, en representación del Papa Benedicto XVI.

En una ceremonia llevada a cabo en la Basílica de Guadalupe, la monja, quien fuera fundadora de las Misioneras Clarisas del Santísimo Sacramento y de los Misioneros de Cristo para la Iglesia Universal, se convirtió en la cuarta monja inscrita como beata, paso previo para ser elevada a los altares de los santos.

“Eminencia reverendísima cardenal Angelo Amato como obispo de la Diócesis de Cuernavaca y a nombre de la Familia Inesiana, le pido humildemente trasmita al Santo Padre Benedicto XVI, nuestra profunda gratitud por haber proclamado beata a la venerable sierva de Dios madre María Inés Teresa del Santísimo Sacramento”.

Estas fueron las palabras del obispo Alfonso Cortés, luego de que el enviado del Santo Padre diera lectura al texto de la carta apostólica en la que Su Santidad inscribió en el Libro de los Beatos a la monja.

En el ritual se descubrió un cuadro gigante de Manuela de Jesús Arias Espinosa, nombre laico de la religiosa.

Aplausos prolongados ante la imagen mientras una reliquia de la madre era llevada en procesión hasta colocarla en su lugar en el Presbiterio por la madre general Julia Meijueiro y Francisco Javier Carrillo Guzmán, el niño al que María Inés Teresa del Santísimo Sacramento salvó de la muerte, y que permitió con su sanación comprobar el milagro hecho por la hoy beata.

Celebración, reconocimiento de Benedicto XVI hacia el pueblo mexicano

Fue el 27 junio de 2011, cuando el Papa Benedicto XVI avaló el milagro atribuido a la monja.

Durante la homilía el cardenal Amato dijo que ésta beatificación es otro don que el Santo Padre hace a la Iglesia y a todo el pueblo mexicano.

“El Papa ama vuestra noble Patria. A ella ha venido como peregrino para alentarles a ser firmes en la esperanza (...). Ustedes merecen superar todas las dificultades para vivir serenamente en la solidaridad y en la concordia. La visita del Santo Padre ha sido una inyección de ánimo para un futuro de paz, concordia y bienestar” agregó el cardenal Amato ante miles de fieles que acudieron a la celebración.

Generosidad sin límites


Identificó en su mensaje el carisma de María Inés Teresa del Santísimo Sacramento: “Era generosa en el trabajo, ferviente en la oración, humilde, sacrificada y siempre dispuesta a la ayuda”.

La ceremonia, que duró aproximadamente tres horas fue concelebrada por el cardenal Norberto Rivera Carrera y el nuncio apostólico Christophe Pierre, así como por unos 40 obispos mexicanos de diversas diócesis del país.

Conocida afectuosamente como “Manuelita”, la monja profesaría su fe el 12 de diciembre de 1930 y a partir de entonces pasó varias etapas de vida religiosa hasta emitir su profesión perpetua el 14 de diciembre de 1933 y convertirse en monja para toda su vida. 

Su vida enclaustrada duraría hasta 1949. Cuatro años antes sor María Inés Teresa había recibido la noticia de que en Roma se había firmado la autorización para fundar las Misioneras Clarisas del Santísimo Sacramento, una nueva congregación católica con un ideal contemplativo y apostólico que oficialmente nacería el 23 de agosto de 1945 en la ciudad de Cuernavaca.

El 22 de junio de 1951 fue cuando el Vaticano avaló la nueva orden religiosa de manera definitiva y ese mismo año las misioneras llegarían a Japón, un país sin tradición cristiana y cerrado a las religiones foráneas durante varios siglos. 

Posteriormente las monjas extenderían su acción evangélica por otros países de Asia y África, por Estados Unidos y varias naciones de Latinoamérica y Europa. 

La congregación de las Misioneras Clarisas se afianzó aún más el 5 de enero de 1953, cuando la Santa Sede autorizó la formación de las Vanguardias Clarisas, un movimiento laico que se desarrollaría en paralelo a la orden religiosa.

Las misioneras se caracterizan por ser una congregación eucarística, mariana y misionera, que lleva una vida contemplativa-activa, y que tienen como base la adhesión a la voluntad divina, fuente de alegría, y como centro, a Jesucristo.

Profesan los votos de castidad, pobreza y obediencia, y testimonian el amor fraterno “siempre en un espíritu de comprensión y servicio, vividos en amor y paz, siendo la caridad lo que la impulsa a vivir ya no para sí, sino para toda alma necesitada”.

No dejó textos a sus compañeras de orden, pero sí una labor que permitió dejar creadas 36 casas de misioneras por 14 países del mundo, así como trabajos de misión por sacerdotes en Sierra Leona y México.    

              
PERFIL

Persecución cristera detona su vocación


Nació en Ixtlán del Río (Nayarit) el 7 de julio de 1904 y murió el 22 de julio de 1981 en Roma (Italia), pocos meses después de haber sido recibida por el entonces Papa Juan Pablo II (1920-2005) el 9 de diciembre de 1980.

Fue la quinta de ocho hermanos nacidos en el seno de una familia cristiana.

A los siete años recibió la primera comunión. Su vocación católica surgió en 1924, y cinco años después ingresó en el Monasterio del Ave María. 

Eran los años de la persecución religiosa derivada de la Guerra Cristera (1926-1929) y el monasterio se había trasladado hasta Los Ángeles (California, Estados Unidos).

Fundadora de las congregaciones de las Misioneras Clarisas (1945) y de los Misioneros de Cristo por la Iglesia Universal (1979).

Creada a mediados del siglo pasado la congregación de las misioneras, que se rige por el lema Oportet illum regnare” (Urge que Cristo reine) y con presencia en 14 países, fue el legado principal de esta monja.


Informador



Complace a Papa beatificación de religiosa mexicana


Tras bendecir a miles de personas en la Plaza de San Pedro del Vaticano, Benedicto XVI señaló que María Inés Teresa del Santísimo Sacramento es una ejemplar hija de la tierra mexicana

El papa Benedicto XVI saludó hoy de manera especial la beatificación de María Inés Teresa del Santísimo Sacramento, la religiosa que fue elevada al honor de los altares la víspera en la Ciudad de México.
Tras bendecir a varios miles de personas congregadas en la Plaza de San Pedro del Vaticano con motivo de la oración mariana del Regina Coelli (Reina del Cielo), se refirió a la ceremonia que tuvo lugar en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe.
"Estoy complacido de recordar que ayer, en México, fue proclamada beata la madre María Inés, fundadora de las Misioneras Clarisas del Santísimo Sacramento", dijo el Pontífice en italiano.
"Damos gracias a Dios por esta ejemplar hija de la tierra mexicana, que hace poco tuve la alegría de visitar y que llevo siempre en el corazón", apuntó.
La ceremonia de beatificación fue encabezada por el prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos del Vaticano, el cardenal Angelo Amato, quien estuvo acompañado por el nuncio apostólico Christophe Pierre y por el cardenal mexicano, Norberto Rivera Carrera.
Nacida en Ixtlán del Río (Nayarit) el 7 de julio de 1904, Manuela de Jesús Arias Espinoza (nombre original de la futura beata) ingresó en 1929 a un convento de hermanas Clarisas que se encontraba en Estados Unidos a causa de la persecución anticatólica que estaba en su apogeo en México.
Poco después abandonó el claustro para iniciar su propio instituto religioso. El 22 de junio de 1951 El Vaticano aprobó definitivamente la Congregación de Misioneras Clarisas del Santísimo Sacramento.
Pero la monja no se quedó ahí, fundó también la congregación de los Misioneros de Cristo de la Iglesia Universal. Actualmente esas obras cuentan con 47 casas en 14 países de cuatro continentes.
El 31 de octubre de 1992 la diócesis de Cuernavaca inició los trámites para el reconocimiento de la religiosa como santa. Ella había fallecido en Roma poco más de una década antes, en 1981, a la edad de 77 años y a causa de un tumor en el cerebro.
Debieron pasar 10 años antes que, el 3 de abril de 2009, Benedicto XVI reconociese las "virtudes heroicas" de María Inés Teresa Arias y la declarase como "venerable sierva de Dios" , el segundo escalón en el sendero a la santidad.
Cumplido este paso la Congregación para las Causas de los Santos del Vaticano estudió el "milagro" , que se sometió al análisis de una consulta médica, de un grupo de teólogos y una comisión de cardenales. El voto fue positivo y el 27 de junio de 2011 Benedicto XVI certificó el milagro y dio "luz verde" a la beatificación.
El Universal

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