Fernando Sánchez Dragó me decía el otro día que es mentira que Japón sea el país del estrés, que él y su esposa, que es japonesa, disfrutan de gran paz y otro sentido de la moral y la vida cuando van a ese país. Personalmente el recuerdo que tengo de Japón, cuando hace años estuve visitándolo para recabar datos sobre Pedro Arrupe, es el de un hormiguero nervioso de “ejecutivines” uniformados que viven para trabajar. por cierto en poquísimo espacio.
No me extraña por tanto lo noticia de que Japón siga siendo el segundo país del mundo, por detrás de Rusia, con un mayor índice de suicidios. 33.093 personas se quitaron la vida en 2007, un 2,9% más que en 2006, y fue el segundo año con un mayor número de suicidios, por detrás de 2003, cuando se contabilizaron 34.427. Son los datos divulgados hoy por la Agencia Nacional de Policía nipona. El colectivo más afectado es el de los jubilados y la causa más frecuente es la depresión (6.060 japoneses, el 18% de los suicidios) El estudio indica que los problemas de salud (5.240 casos) y las deudas con prestamistas (1.973 casos) son otros de los principales motivos que llevaron al suicidio.
Eric Sumano, profesor de Psicología de la Universidad de Sophia en Tokio ha recordado que en Japón están los hikkikomori, o jóvenes que se recluyen en sus habitaciones porque no pueden seguir el ritmo acelerado y competitivo de la sociedad japonesa, y ha destacado que las familias niponas “no son tan grandes como antes”, lo que dificulta que “los jóvenes compartan sus sentimientos”. “Las relaciones entre jóvenes han cambiado, son peores que antes porque son más superficiales“, ha apuntado Sumano, que ha indicado que la gente de entre 20 y 30 años “no parece encontrar una motivación para vivir”
El estudio indica que el 57,4% del total de fallecidos, 18.990, eran personas sin trabajo. Eric Sumano ha explicado que muchos jubilados se suicidan “porque se han pasado la mayor parte de su vida trabajando y no saben qué hacer cuando lo dejan“. El método más frecuente para desaparecer del mapa en Japón es el uso del sulfuro de hidrógeno, que la gente ha aprendido a fabricar por Internet.
Esto sucede en el país del Zen, la cultura de la concentración. ¿Qué les ha pasado a los japoneses? Su famoso “milagro” económico se les ha indigestado. La competitividad del imperio del consumo es el verdadero veneno. Todo un aviso para la cultura del enriquecimiento que pretenden imponernos y que arrasa entre algunos jóvenes españoles.
Pedro Miguel lamet SJ
Del blog "El alegre cansancio"
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