Lucas 10, 21-24
En aquel tiempo, lleno de la alegría del Espíritu Santo, exclamó Jesús: "Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar." Y volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: "¡Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que veis vosotros, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron."
¿Qué me estás diciendo, Señor?
Pensamientos sobre el pasaje de hoy
Trece siglos después de Cristo, el autor anónimo de "La Nube del No-Conocer" nos urgía en la misma forma para que nos acercáramos a Dios con el amor, y no con el intelecto: "Crucen la nube del no-conocer, que nos separa de Dios, usando la afilada flecha del amor incondicional. Háganlo así, busquen la experiencia en vez del conocimiento. Por causa del orgullo, el conocimiento los puede defraudar; pero el amor no los defraudará. El conocimiento tiende a generar vanidad; el amor sólo construye".
De Espacio Sagrado
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