TERESA FORCADES, MONJA, MÉDICA Y TEÓLOGA FEMINISTA
Esta mujer se explica con un rigor sonriente y pausado, que acompaña con un leve aleteo de las manos a la altura de su tocado de monja de la regla de san Benito. Teresa Forcades (Barcelona, 1966) es doctora en Medicina por la Universitat de Barcelona, estudió Teología en Harvard, to- mó órdenes en el monasterio de Sant Benet, a media ascensión de Montserrat, y ha escrito tres libros: Els crims de les grans companyies farmacèutiques, La Trinitat avui y La teologia feminista en la història. Sentada en una butaca de una austeridad rectilínea, se extiende en detalles de una precisión milimétrica porque cree que "resumir es peligroso". La entrevista Albert Garrido en El Periódico.
--¿Cómo se da el salto de una ciencia empírica como la medicina a una disciplina como la teología?
--En todo caso, ¿la teología no es una terapia?
--Resulta aún más difícil unir teología y feminismo dentro de una Iglesia dirigida por hombres.
--Es una situación que no resulta fácil, pero no me gustaría dar la impresión de que existe una alternativa fácil: vivir en el contexto de la Iglesia. Lo que resulta más interesante de los estudios que hago en un sentido feminista es ver los paralelismos existentes entre una sociedad que no es confesional, y tampoco oficialmente machista, y las dificultades para que se dé una igualdad real. Para mí, la pregunta más atractiva no es por qué subsiste la desigualdad en una institución conservadora por historia como la Iglesia, sino por qué se mantiene en una estructura social sin impedimentos para lograr la igualdad.
--¿La teología feminista se produce por oposición a la machista?
--¿Cómo recibe la jerarquía eclesiástica a una monja que es teóloga y es feminista?
--Una experien
cia personal no la tengo, pero, en términos generales, con suspicacia y un poco a la defensiva. Eso es con lo que topan los grupos de teólogas feministas: existe una cierta incomodidad, algo propio, por otra parte, de cualquier pensamiento que se llama crítico.
--¿La jerarquía eclesiástica le ha llamado la atención alguna vez?
--Y ¿dónde queda el celibato?
--Eso suena a renunciar a una experiencia completa de la vida.
--Admito que estoy sorprendido.
--Si eso que me cuenta se lo dijera al Papa, ¿cómo reaccionaría?
--Hombre, para mí fue significativo que hace 16 años el Papa propusiera a Ingrid Stampa, profesora en Hamburgo de viola de gamba con la que mantenía una buena relación, ser su ayudante cuando murió su hermana, con quien estaba acostumbrado a vivir. Ella tenía 39 años y aceptó. El Papa habla en su encíclica Dios es amor de la complementariedad hombre-mujer, una dicotomía con la que no estoy de acuerdo desde una perspectiva feminista, pero él cree que las mujeres tienen una misión diferente que cumplir, un papel de apoyo al varón. Ya ve.
Fuente: El periodista Digital
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