Wednesday, October 22, 2008

Al caer la tarde....



Dios Soñado


Nos vamos arrastrando

penosamente. Mudos. Sobre el Tiempo.

Nos pesa acaso el cuerpo. El barro endurecido.

La gravedad que gira

por sobre el corazón...



Es entonces

cuando a nosotros llegan afiladas

palabras que agudizan nuestra bruma

-porque el temor confunde, pero jamás conmueve-,

palabras que se clavan en las fibras

de la carne vencida.



Palabrasde justicia divina, que se yerguen

implacablementefrente a nosotros.

Derribados. Mínimos.Yo prefiero soñarte más humano

con un trozo de barro

-nuestra carne podrida-entre tus manos

y escuchar tus palabras.


Las tuyas de verdad

-las que a mí me dirías si me tropezaras-:

"Es que acaso, con esto,

puede hacerse otra cosa",

mientras se va posando

la ternura infinita de tus ojos

sobre tanta miseria.



Maria Elvira Lacacci

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