Sunday, February 25, 2018

La Iglesia después de Barros por Marco A. Velásquez


"FUE DECISIVA LA VISITA DEL PAPA"

"Ha terminado salpicando la imagen de un Papa y moviendo el eje de rotación de la Iglesia"

La Iglesia después de Barros tendrá que ser más cuidadosa a la hora de nombrar a los obispos

(Marco A. Velásquez).- Es evidente que el llamado caso Barros se globalizó. Noticias y variados artículos escritos en los más diversos idiomas, son una prueba contundente del interés que ha representado, para moros y cristianos, la historia de cómo una decisión pontificia despertó una amplia red de solidaridad y apoyo hacia los cristianos de una pequeña diócesis de los confines del mundo.
Pese a la abundancia de casos similares, registrados en la amplia geografía de la Iglesia, el caso Barros tiene una particularidad: la evidencia y credibilidad de las víctimas, unido a un cerrado apoyo de feligreses y ciudadanos, fueron más decisivos que los rigurosos y vetustos conductos de la justicia vaticana.
Visto así, se trata de un caso inédito, ya que, sin siquiera imaginarlo, ha terminado salpicando la imagen de un Papa y moviendo el eje de rotación de la Iglesia. En efecto, todo indica que, en la travesía eclesial, ha surgido el precedente de un antes y un después del caso Barros.
Durante casi tres años, ninguna acción eclesial ni ciudadana fue capaz de alterar la hoja de ruta trazada para la Iglesia de Osorno. Más aun, muchos dolores y sufrimientos han tenido que ocurrir como preámbulo para avizorar una solución definitiva. La cruz de Osorno ha sido un pesado testimonio que ha puesto en evidencia el sufrimiento de las víctimas, de una comunidad cristiana que terminó dividida y ofendida, y por supuesto, el sufrimiento del propio obispo acusado de complicidad.
En el esperado desenlace de esta triste historia, fue decisiva la visita del Papa a Chile. En este punto es justo preguntarse: ¿Qué representaba Chile en El Vaticano para despertar el interés de ser visitado por el Papa?
En la agenda temática de la visita papal a Chile, nada hacía presagiar el interés vaticano para privilegiar a nuestro país como un foco estratégico. El único tema que ameritaba una preocupación de la curia vaticana era la necesidad de enmendar una larga seguidilla de errores injustificados, en relación con el nombramiento del obispo Barros en la diócesis de Osorno.


Era evidente que la situación de la Iglesia en Chile se había tornado crítica, en cuyo contexto el exabrupto del nombramiento de Barros venía a coronar una peligrosa evolución de descrédito y pérdida de influencia de la Iglesia en la sociedad chilena. Bajo este panorama, los obispos chilenos aparecían como huérfanos de la Iglesia universal.
Después de muchos viajes de obispos locales a Roma, la respuesta oficial a ese grito de auxilio fue la visita del Papa a Chile; noticia recibida como un esperado salvavidas pontificio.
Es cierto que el desarrollo de la visita del Papa a Chile produjo algunas sorpresas, como la subestimación de la indiferencia de los chilenos con un acontecimiento que, en su planificación, estuvo rodeado de nuevos desaciertos. Aun así, el desinterés ciudadano por la visita era un riesgo asumido.
En este contexto, todo apunta a que la visita del Papa a Chile tuvo como objetivo activar un plan vaticano de salida a la crisis provocada por el nombramiento del obispo Barros en Osorno, especialmente porque el caso Barros se había instalado como un problema de interés global en la Iglesia, generando de paso un delicado precedente.
Entonces, la presencia de Barros en las celebraciones era esperable, por lo que la sobreexposición fue más una cuestión mediática que real, ello porque el interés visual se volcó más en la persona de Barros que en el mismo Papa.
En esta misma línea, la impactante defensa del Papa hacia el cuestionado obispo, manifestada en Iquique, más allá de la falta de prudencia que tuvo con las víctimas, al dejarlas expuestas en el terreno de la calumnia, fue una escena coherente con lo que pronto sería una noticia bomba.


En efecto, la cuestión de fondo planteada por el Papa en Iquique era la falta de pruebas que rodeaban al caso Barros, pruebas que pronto serían recabadas, según encargo del mismo Papa, por un emisario de la alta jerarquía vaticana.
La defensa del Papa a Barros, en Iquique, no sólo fue verbal, sino que la refrendó en la Eucaristía de despedida, realizada en esa misma ciudad, donde derrochó afectos y signos visibles de cercanía al obispo. Aquello era coincidente con la férrea defensa que algunos obispos chilenos ofrecieron a Barros en Iquique, donde se convirtieron en los escuderos episcopales de Juan Barros.
Era evidente la puesta en marcha de un plan de acción, que la noche previa se había afinado con la colaboración de algunos obispos locales.
Así fue como dos días después de la visita papal, el 20 de enero, manifesté a algunas personas cercanas de la curia local, que el caso Barros estaba cerrado y que pronto tendríamos una noticia bomba.
Con la llegada del prestigiado arzobispo Scicluna, todo parecía tener coherencia para ir cerrando un complejo e innecesario episodio de la historia eclesial chilena.
Es así como la Iglesia después de Barros tendrá que ser más cuidadosa a la hora de nombrar a los obispos, donde tendrá que consultar y escuchar ese sensus fidelium de la comunidad cristiana, donde existe un laicado maduro que tiene mucho que decir en una Iglesia en la que urge una radical renovación pastoral e institucional.


RD

Pascua de Enrique Moreno Laval ss.cc.



Con profundo dolor como congregación, comunicamos la partida de nuestro hermano Enrique Moreno. Esta se produjo a las 18 horas de Ecuador, 20 horas en Chile, de hoy domingo 25 de febrero de 2018, a los 76 años de edad, producto de un grave accidente cardiovascular (ACV) que sufrió el pasado miércoles 14 de febrero. Enrique se encontraba en Quito predicando un retiro para las hermanas SS.CC. de esa provincia. El ACV fue provocado por un aumento de la presión arterial de Enrique.
Guillermos Rosas ss.cc. viajó a Quito para acompañar a Enrique e ir informando acerca de su estado de salud. En estos días también habían viajado algunos familiares como su hermano mayor Celso, y sus hermanas María Isabel y María Eugenia. También estaba junto a él su amigo Pedro Vega.
Mañana lunes 26 celebraremos una primera misa por su descanso y para recordar a este hermano tan querido, en la sede parroquial de San Pedro y San Pablo, a las 20 horas.
Este año Enrique habría cumplido 50 años de sacerdocio, y estas fueron sus palabras de agradecimiento:
“Tomando una expresión muy propia del papa Francisco, me nace decir que lo que más agradezco a Dios en estos 50 años de sacerdocio es “haber sido tratado con misericordia”. Y no es solo una frase bonita. Es una realidad, y muy profunda. Dios lo sabe. Enseguida, agradezco haber vivido este ministerio junto a tanta gente en estrecha solidaridad y comunión: con mi familia de origen, con mi congregación, con cada Iglesia local donde he servido; y con tantos hermanos y hermanas laicos que le han dado sentido a mi ministerio, apoyándolo, desafiándolo, perdonando sus deficiencias y estimulando siempre la fidelidad a lo prometido. Con los años, Jesús se me ha hecho cada vez más esencial, y no quisiera otra cosa que hablar de él hasta el fin de mis días. ¿Cómo no estar agradecido?”.
Nos acompañamos en el dolor de tantos que lloran la repentina partida de Enrique, sus familiares y amigos.
Pronto informaremos sobre el traslado de sus restos a Santiago y sus funerales.

Enrique Moreno Laval

Enrique nació en Santiago el 2 de octubre de 1941. Hijo de Celso Moreno Correa y de Ema Laval Laval, es el segundo de ocho hermanos. Cursó sus estudios básicos y medios en el Colegio Sagrados Corazones de Alameda en Santiago, entre los años 1948 y 1958. Es religioso de la Congregación de los Sagrados Corazones desde 1960, siendo ordenado sacerdote el 29 de junio de 1968.
El 17 de octubre de 1973, a mediodía, fue detenido y llevado prisionero al Estadio Nacional, experiencia que se extendió hasta el día 2 de noviembre y que relata en su libro “Mis días en el Estadio”.
Con unos pocos años de sacerdocio ingresó a su amada Universidad de Chile a estudiar periodismo, donde se tituló el año 1975.
Actualmente se encontraba asumiendo nuevamente la parroquia San Pedro y San Pablo, donde descansan los restos de Esteban Gumucio, de cuya causa de beatificación Enrique era vicepostulador. Durante el 2017 le correspondió fundar la misión de la Congregación en Diego de Almagro, diócesis de Copiapó, donde estuvo a cargo de la parroquia Espíritu Santo.
Sus primeros años de ministerio sacerdotal los desempeña en la Parroquia San Pedro y San Pablo ubicada en la comuna de La Granja en Santiago y los siguientes 14 años en la Arquidiócesis de Concepción, donde además de su trabajo pastoral ejerció como periodista, fue asesor de la JOC arquidiocesana y luego vicario de la Pastoral Obrera. También acompañó muy de cerca a la Agrupación de familiares de detenidos desaparecidos de la región. La ciudad de Concepción fue un lugar que atesoró hasta sus últimos días, y donde le correspondió asistir a Sebastián Acevedo cuando recién se había encendido fuego frente a la Catedral de la ciudad (ver relato).
De 1987 a 1993 sirve como Superior Provincial. Luego, en el período 1994-2000, es elegido como Consejero General de la Congregación, por lo cual se traslada a Roma. Durante ese período es nombrado también Vicario General.
Entre junio de 2000 y octubre de 2006 es destinado nuevamente a la región del Biobío en Concepción, asumiendo, entre otras labores, la de presidir la Fundación del Colegio de los Sagrados Corazones en la zona.
Desde fines de 2006 hasta noviembre de 2012 se desempeña como formador de la Comunidad Interprovincial de Profesos, con sede en Santiago. Paralelamente entre los años 2006 y 2007 colabora en las actividades pastorales en la Parroquia de la Anunciación.  Y desde 2008 regresa a la parroquia San Pedro y San Pablo como párroco solidario, función que desempeña hasta diciembre de 2012 cuando es nombrado formador de la casa de profesos de la Provincia de Japón-Filipinas con sede en Manila.
SS.CC. Chile

Wednesday, February 21, 2018

Jordi Bertomeu, el alumno aventajado de Scicluna


CURA DE TORTOSA Y OFICIAL DE D.DE LA FE

Víctor Cardona: "Agradable, simpático, inteligente, bien preparado y con capacidad de decisión"

Los que lo conocen le definen como "una buena persona, con capacidad de liderazgo y de toma de decisiones", asi como "un sacerdote entregado

(José M. Vidal).- "Agradable, simpático, inteligente, bien preparado y con capacidad de decisión". Así define Victor Cardona, sacerdote de la diócesis de Tortosa, a su compañero de presbiterio, Jordi Bertomeu, el notario que, por indisposición del enviado especial a Chile, monseñor Scicluna, ha pasado a ser el protagonista de la misión papal sobre el obispo Barros.
El sacerdote de la pequeña diócesis catalana de Tortosa tiene 49 años y, antes de entrar en el seminario, estudió Derecho civil. Tras responder a la llamada de la vocación y cursar los años preceptivos de estudios eclesiásticos, el obispo le mandó a licenciarse primero y doctorarse, después, en Derecho Canónico, nada menos que en la Universidad Gregoriana de Roma, cuna de obispos y de grandes pensadores y teólogos.
Bertomeu es el oficial de Doctrina de la Fe, encargado de la recogida de datos. Es él el primero en tomar contacto con las denuncias y en realizar el primer informe sobre ellas. Su cercanía con Charles Scicluna es total y han trabajado muchas veces en equipo.
Cuenta con 7 años de experiencia en su cargo y, por lo tanto, en primera línea de la lucha contra los abusos. Lo designó para desempeñarse de oficial de Doctrina de la Fe el jesuita español, Luis Ladaria, actual prefecto de la congregación, que lo conoció en la Universidad Gregoriana, donde Bertomeu se licenció y se doctoró en Derecho Canónico. Tiene, por lo tanto, sobrada experiencia y una comprobada preparación en estos temas.
Además de inteligente, con capacidad de decisión y bien preparado, Bertomeu es un pastor, con entrañas de pastor, que sigue regresando a su diócesis cada mes, para ocuparse de la vicaría judicial y para ejercer de sacerdote en una parroquia. Sus compañeros de presbiterio y sus fieles aseguran que es una persona cercana, agradable, simpática y con gran capacidad de empatía.
En muchos casos de abusos ha ejercido de primer filtro y, además, ha recorrido prácticamente todos los países de Latinoamérica, dando cursos a sacerdotes y obispos sobre la forma de abordar los casos de pederastia, siguiendo la línea de la tolerancia cero marcada por Benedicto XVI y por el Papa Francisco.
Antes de ser oficial en Doctrina de la Fe fue coadjutor en su diócesis de Tortosa, después se doctoró en Roma en Derecho Canónico, regresó a su diócesis y fue nombrado Vicario judicial, cargo que, desde entonces, sigue simultaneando con el de de la Curia romana. Durante unos años fue también consiliario del movimiento matrimonial 'Equipos de Nuestra Señora'.
Es relativamente joven: tiene 49 años y los que lo conocen le definen como "una buena persona, con capacidad de liderazgo y de toma de decisiones", asi como "un sacerdote entregado, comprometido, sencillo, cercano y muy en línea con Francisco".
RD

Francisco acepta la renuncia del obispo nigeriano vetado por sus curas al pertenecer a otra etnia. OKPALEKE MUESTRA A BARROS EL CAMINO A SEGUIR: LA RENUNCIA COMO SERVICIO A LA IGLESIA

Francisco acepta la renuncia del obispo nigeriano vetado por sus curas al pertenecer a otra etnia


OKPALEKE: "SEGUIR COMO OBISPO DE AHIARA YA NO BENEFICIA A LA IGLESIA"

El prelado llevaba seis años sin poder entrar en la diócesis, pese a la intervención papal

Sacerdotes y laicos de la diócesis no permitieron a Okpaleke tomar posesión de su cargo por el simple motivo de no pertenecer a la etnia mayoritaria, los Mbaise, sino a la Ibo

(Jesús Bastante/Agencias).- Nunca se sintió querido. Desde que fuera designado por Benedicto XVI, en 2012, monseñor Okpaleke ha pasado seis años fuera de la diócesis de Ahiara, en Nigeria. ¿La razón? Los fieles y buena parte del clero no lo aceptaban. Y no por una cuestión religiosa, sino simple y llanamente por razones étnicas. Y ni siquiera la intervención directa del Papa logró poner fin al conflicto. Ahora, Okpaleke renuncia, "por amor a la Iglesia".
Tras una semana, Francisco la ha aceptado, nombrando un administrador apostólico e interviniendo la diócesis. El conflicto ha sido, y es, grave, pues sacerdotes y laicos de la diócesis no permitieron a Okpaleke tomar posesión de su cargo por el simple motivo de no pertenecer a la etnia mayoritaria, los Mbaise, sino a la Ibo. Un caso evidente de racismo.
En junio pasado, Francisco quiso cortar en seco esta situación, exigiendo a los diocesanos "total obediencia al Papa", bajo pena de sanciones canónicas. De hecho, se dio el plazo de un mes para que"cada sacerdote o eclesiástico incardinado en la diócesis católica de Ahiara, tanto residente o que trabaje en otro lugar, incluso en el extranjero" le escribiera una carta "pidiendo perdón" o serían suspendidos a divinis.

Nada surtió efecto: el Papa sí logró que la práctica totalidad del clero de la diócesis -200 cartas- manifestaran obediencia y fidelidad al nuevo obispo. "Sin embargo, algunos -subraya en una nota la Congregación para la Evangelización de los Pueblos- hicieron constar su dificultad psicológica en colaborar con el obispo, después de estos años de conflicto". De hecho, en las últimas semanas, los legítimos representantes de la diócesis no tuvieron acceso a las llaves para entrar al Obispado o la catedral. La situación se volvió insostenible.
Finalmente, y en aras de la comunión, Okpaleke presentó su renuncia, explicando que "desde el anuncio de mi designación, hubo reacciones violentas y resistencias de parte de un grupo de sacerdotes diocesanos de Ahiara, de laicos y de otros".
Por ello, añadió Okpaleke, "asumí el convencimiento a conciencia que seguir como obispo de Ahiara ya no beneficia a la Iglesia". Y concluyó: "Invito a todos los sacerdotes disidentes a reexaminar las motivaciones iniciales de convertirse en curas en la Iglesia católica. Son urgentes los arrepentimientos y las reconciliaciones".
Tras la renuncia de Okpaleke, Francisco decidió "no proceder con sanciones canónicas" contra los curas díscolos, "considerando el arrepentimiento" de los sacerdotes de la diócesis. Sí instó a la Congregación para la Evangelización de los Pueblos escribir a cada cura para que "no vuelvan a repetir en el futuro estas acciones de irracional oposición hacia un prelado».
En la carta de renuncia del obispo que fue publicada por la agencia FIDES, órgano de información de las Pontificias Obras Misioneras, Okpaleke explica que a pesar de la intervención del Papa Francisco nada había cambiado en su situación y por tanto decidió la renuncia porque "esta situación no era buena para la Iglesia".
Del mismo modo, el Papa decidió intervenir la diócesis, enviando un administrador apostólico -la figura canónica es 'sede vacante et ad nutum Santcae Sedis (con decisión inmediata y sin alegar motivos)' a monseñor Ugorji, actual obispo de Umuahia, quien será encargado de restablecer el orden perdido en la diócesis.
De hecho, la nota vaticana reclama al clero que realice gestos de perdón y de reconciliación con el obispo dimisionario. "El Santo Padre no prevé por ahora designar un nuevo obispo de Ahiara, pero se reserva continuar y tener él mismo una especial solicitud hacia esa diócesis, llamando a colaborar a un nuevo administrador apostólico", refirió la nota.

Comunicado de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos sobre la diócesis de Ahiara

El Santo Padre, acogiendo la petición de S.E. Mons. Peter Ebere Okpaleke, lo ha retirado del cargo de Obispo de Ahiara, al tiempo que le agradece su amor a la Iglesia.
El Papa Francisco, en los meses de junio y julio de 2017, según él mismo había solicitado, ha recibido 200 cartas individuales de sacerdotes de la Diócesis de Ahiara, en las que le han mostrado obediencia y fidelidad.
Sin embargo, algunos han señalado su dificultad psicológica para colaborar con el obispo después de estos años de conflicto. Teniendo en consideración el arrepentimiento, el Santo Padre no ha querido proceder con sanciones canónicas, y ha encargado a la Congregación para la Evangelización de los Pueblos que respondiese a cada una de ellos; la Congregación ha instado a cada uno de los sacerdote a reflexionar sobre el grave daño infligido a la Iglesia de Cristo y ha expresado su esperanza de que nunca se repitan en el futuro tales acciones tan irrazonables de oposición hacia un obispo legítimamente designado por el Santo Padre; también ha pedido que el clero realice gestos de perdón y reconciliación hacia el Prelado.
El Santo Padre está agradecido con todos aquellos, sacerdotes, religiosos, religiosas y fieles, que han demostrado cercanía a S.E. Mons. Okpaleke y le han apoyado con la oración. También está agradecido a los Hermanos Obispos de la Conferencia Episcopal de Nigeria por el apoyo brindado a su hermano, a quien envía una Bendición Apostólica especial. Después también da las gracias a Su Eminencia el Cardenal John Onaiyekan por su servicio prestado como Administrador Apostólico; además de a S.E. Monseñor Ignatius Kaigama, Presidente de la Conferencia Episcopal, y al Arzobispo Metropolitano de Owerri, S.E. Mons. Anthony Obinna, por todo los esfuerzos realizados en esta dolorosa cuestión.
El Santo Padre no tiene la intención de nombrar un nuevo obispo en Ahiara por el momento, pero se reserva el derecho de seguir teniendo una preocupación especial hacia esa diócesis él mismo, llamando a colaborar un nuevo Administrador Apostólico Sede vacante et ad nutum Sanctae Sedis en la persona de S.E. Monseñor Lucius Iwejuru Ugorji, Obispo de Umuahia, a quien otorga todas las facultades reservadas al Ordinario.
El Santo Padre, que acompaña con su oración esta nueva etapa de la vida de la Iglesia de Ahiara, espera que con el nuevo Administrador Apostólico se reanude la vida de la Iglesia y nunca más se vuelvan a producir acciones que hieran el Cuerpo de Cristo


¿Qué hay detrás de la dimisión del obispo nigeriano rechazado por curas y fieles por ser de otra etnia?


OKPALEKE MUESTRA A BARROS EL CAMINO A SEGUIR: LA RENUNCIA COMO SERVICIO A LA IGLESIA

El caso muestra que, en África, la identidad tribal prima sobre el carácter universal del catolicismo


Nos damos cuenta, día tras día, que la sangre de la cultura, de la etnia, de la tribu sigue siendo más fuerte e importante que el agua del bautismo


(C. Doody/Agencias).- Una auténtica rebelión contra su obispo, simplemente porque no es de su etnia. Curas y fieles llevan seis años sin aceptar el nombramiento de monseñor Peter Ebere Okpaleke, que ni siquiera pudo tomar posesión de su diócesis. El Papa intervino y obligó a los curas a pedirle perdón a su obispo. Unos 200 lo hicieron, pero a regañadientes.
Para facilitar las cosas a Roma y servir mejor a la Iglesia, el prelado designado acaba de presentar al Papa la renuncia a su sede. Aún así, quedan muchas preguntas abiertas. Intentamos responder a algunas de ellas.
¿Qué pasó inmediatamente después de que Okpaleke fuera nombrado obispo de Ahiara por Benedicto XVI el 7 de diciembre de 2012?
"Desde el anuncio de mi nombramiento, ha habido reacciones violentas y resistencia por parte de un grupo de sacerdotes diocesanos de Ahiara, de laicos y de otros", explicó el propio monseñor Okpaleke. Reacciones que incluyeron el bloqueo de la catedral por fieles del grupo étnico mayoritario de la diócesis -los Mbaise, distinto al que pertenece Okpaleke, los Igbo- el día en el que se preveía la instalación del prelado. 
Esta situación de tensiones étnicas "no mejoró, pero al final fui consagrado el 21 de mayo de 2013, fuera de la diócesis, en el seminario mayor de Ulakwo, Owerri, debido a la situación en la diócesis", continuó Okpaleke. Si bien incluso "hasta ahora no he podido tomar posesión de la diócesis de Ahiara... cinco años, dos meses y una semana desde mi nombramiento pontificio".
¿Cuál es el conflicto étnico en Ahiara?
De entre los más de doscientos grupos étnicos que conviven en Nigeria, hay tres principales: los Igbo en el sureste, los Yoruba en el suroeste y los Hausa en el norte. La diócesis de Ahiara está en una región Mbaise dentro de un estado -el de Imo- de mayoría Igbo. Una de los dos principales razones que explican el rechazo de los fieles de Ahiara a monseñor Okpaleke, miembro de la etnia Igbo: estos fieles sentían que el nombramiento de una persona Igbo que, además, vino desde fuera de la diócesis -concretamente, desde la región de Anambra- fue un ejemplo de discriminación contra los católicos Mbaise, especialmente cuando su anterior obispo, Víctor Adibe Chikwe, pertenecía a esta última etnia.

¿Qué ha hecho el Vaticano para solucionar la situación?
Tras resultar imposible que Okpaleke tomara posesión de su diócesis, el Papa Francisco nombró como administrador apostólico de la diócesis al cardenal John Onaiyekan de Abuya, capital de Nigeria.
La diócesis siguió a la deriva hasta el 8 de junio de 2017, cuando el Papa Francisco recibió en el Vaticano a una delegación de Ahiara, donde amenazó con medidas como la suspensión a divinis a todos los sacerdotes de la diócesis que no aceptaban el mandato de Okpaleke.
"Estoy muy entristecido por lo que sucede en la Iglesia de Ahiara", declaró el Papa en aquel momento, señalando a su vez que "los que se han opuesto a la toma de posesión del obispo Okpaleke quieren destruir la Iglesia; esto no está permitido; tal vez no se dan cuenta, pero la Iglesia está sufriendo y el pueblo de Dios con ella".
El obispo de Roma pidió que cada sacerdote o eclesiástico incardinado en la diócesis escribiera "una carta dirigida a mí pidiendo perdón", manifestando además su "total obediencia al Papa" y su disposición "a aceptar al obispo que el Papa envíe y al obispo nombrado".
Según comunicó ayer la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, el Papa Francisco acabó recibiendo "200 cartas individuales de sacerdotes de la diócesis de Ahiara, en las que le han mostrado obediencia y fidelidad", si bien algunos sacerdotes han vuelto a señalar "su dificultad psicológica para colaborar con el obispo después de estos años de conflicto".

¿Cómo explica el obispo la renuncia a su sede?
"Teniendo en cuenta lo mencionado, he asumido conscientemente la convicción de que continuar como pbispo de Ahiara ya no repercute en beneficio de la Iglesia", afirmó Okpaleke. "No creo que mi apostolado pueda ser eficaz en una diócesis donde algunos sacerdotes y fieles no me aceptan. Por ello, por el bien de la Iglesia y de la diócesis de Ahiara en particular, he pedido humildemente al Santo Padre que acepte mi renuncia al cargo de obispo de Ahiara. También tomo esta decisión por el bien de todos los fieles de Ahiara, especialmente aquellos que han permanecido fieles en una Iglesia local controlada por algunos sacerdotes", subrayó.
"Considero mi renuncia como la única opción correcta para facilitar la reevangelización de los fieles, y mucho más importante y urgente, de los sacerdotes de Ahiara, especialmente ahora que el Santo Padre y sus colaboradores de la Curia romana pueden distinguir a los sacerdotes que afirman su lealtad al Santo Padre de aquellos que han decidido retirarse desobedeciendo a la Iglesia católica".
Después de agradecer a aquellos que le han ofrecido apoyo durante todos estos años difíciles, Okpaleke ha reiterado su amor y su oración hacia los fieles de Ahiara y ha invitado a todos al arrepentimiento. "Invito a todos los sacerdotes disidentes a volver a examinar su motivación inicial para convertirse en sacerdotes de la Iglesia católica. Urge el arrepentimiento y la reconciliación".
¿Qué pasa ahora y por qué cedió el Papa Francisco?
"Teniendo en consideración el arrepentimiento" mostrado por los sacerdotes de Ahiara, Propaganda Fide también comunicó que "el Santo Padre no ha querido proceder con sanciones canónicas" contra ellos. Sí ha pedido a los curas díscolos, no obstante, que reflexionen "sobre el grave daño infligido a la Iglesia de Cristo" con la "esperanza de que nunca se repitan en el futuro tales acciones tan irrazonables de oposición hacia un obispo legítimamente designado por el Santo Padre", así como la realización por su parte de "gestos de perdón y reconciliación" hacia el obispo Okpaleke.
Según la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, el Papa Francisco también espera que, con su nombramiento de un administrador apostólico para la diócesis -monseñor Lucius Iwejuru Ugorji, obispo de Umuahia- "se reanude la vida de la Iglesia [de Ahiara] y nunca más se vuelvan a producir acciones que hieran el Cuerpo de Cristo".
"El Santo Padre no tiene la intención de nombrar un nuevo obispo en Ahiara por el momento, pero se reserva el derecho de seguir teniendo una preocupación especial hacia esa diócesis él mismo", añadieron desde la antigua Propaganda Fide.
¿Es un caso aislado en África?
La conocida crisis étnica y tribal que ha afectado a la diócesis de Ahiara, en Nigeria "es sólo la punta del iceberg", ha declarado a la Agencia Fides el teólogo marfileño Donald Zagore, misionero de la Sociedad de Misiones Africanas (SMA). "Cuando en la Iglesia Católica -cuya esencia significa comunión, fraternidad y unidad- los miembros están divididos por cuestiones étnicas y tribales, hay que plantearnos seriamente esta pregunta profética: ¿realmente hemos entendido el significado de nuestro tiempo y nuestra fe?".
"Desgraciadamente", ha continuado Zagore, "nos damos cuenta, día tras día, que la sangre de la cultura, de la etnia, de la tribu sigue siendo más fuerte e importante que el agua del bautismo. El paradigma de la 'Iglesia familia de Dios' en África, a menudo parece un discurso sin sentido, que a veces toma la apariencia de una farsa. Nos estamos convirtiendo cada vez más de una 'Iglesia familia de Dios' en una Iglesia tribal. Hay que decir firmemente que esta actitud es cualquier cosa menos cristiana. El tribalismo no es de ninguna manera una característica de la Iglesia de Jesucristo".
¿Cuáles son las implicaciones del caso Okpaleke para la Iglesia universal?
No solo ha estado en juego en la diócesis de Ahiara la autoridad exclusiva del Papa de nombrar los obispos de la Iglesia universal. En el contexto, concretamente, de África, Francisco -al insistir que los oponentes de Okpaleke estaban haciendo daño al Cuerpo de Cristo- seguía en la tradición de sucesivos pontífices de no dejar que las afiliaciones tribales determinen las elecciones episcopales del sucesor de San Pedro.
Hay también al menos otros dos contextos en el mundo actual donde el precedente establecido ahora por la dimisión de Okpaleke puede tener importantes repercusiones.
Uno, en la diócesis de Osorno, en Chile, donde el actual obispo, Juan Barros, ha sido objeto durante tres años del rechazo de muchos de sus fieles y curas, por su supuesto encubrimiento y negligencia de los abusos perpetrados por el sacerdote pederasta Fernando Karadima.
Muchos vaticanistas citaron el conflicto en Nigeria cuando explicaron la negativa de Francisco para destituir a Barros, quien fue nombrado obispo por Juan Pablo II y ratificado por Benedicto XVI, lo que dificultó la posibilidad de que Francisco le destituyera sin una razón convincente.
Sin embargo, la decisión de Francisco de aceptar la renuncia de Okpaleke, debido a la oposición de la gente, insinúa que podría hacer lo mismo en el caso de Barros.
Otro caso parecido -si no exactamente el mismo- es en China, donde recientemente han crecido las especulaciones de que, de llegar el Gobierno y la Santa Sede a un acuerdo que permita la reanudación de lazos diplomáticos, los fieles católicos pueden verse obligados a aceptar a obispos de la Iglesia "patriótica", y como tal no nombrados por el Papa.

RD

Scicluna continuará con la investigación del 'caso Barros' tras ser operado de la vesícula


EL ESPAÑOL JORDI BERTOMEU PROSIGUE LOS INTERROGATORIOS HASTA QUE SEA DADO DE ALTA

James Hamilton y José Andrés Murillo acusan a Errázuriz y Ezzati de encubrir los abusos

"Errázuriz es un mentiroso, un encubridor. Vuelvo a decirlo a todos los chilenos: Errázuriz es un criminal y usted Ezzati es un cómplice de otro criminal", señaló Hamilton a la prensa

(Jesús Bastante).- Forman un experimentado tándem, y ni las dificultades ni la enfermedad impedirán que busquen la verdad en el 'caso Barros'. Monseñor Charles J. Scicluna, y su notario, el español Jordi Bertomeu, continúan en Chile investigando las acusaciones contra el obispo de Osorno. Y ello pese a que el arzobispo de Malta tuvo que ser ingresado esta mañana, y operado de la vesícula, según ha confirmado la Conferencia Episcopal chilena.
Así, su portavoz, Jaime Coiro, informó que el enviado papal llevaba días con este malestar. Tras ser ingresado, y "por decisión del Santo Padre", se confirmó que se mantendrían los encuentros, tanto con José Andrés Murillo (la otra víctima de Karadima, James Hamilton, se vio anoche con Scicluna) como con los laicos de Osorno, se mantendrían. Todas las partes estuvieron de acuerdo.
El encargado de continuar con las pesquisas es el español Jordi Bertomeu, que se encuentra asistido temporalmente por Mario Salas, sacerdote mercedario. Esta noche llegó a Chile el padre Hernán Díaz, sacerdote diocesano de Buenos Aires, que será quien acompañe a Bertomeu.
"Esperamos una pronta recuperación de Mons. Scicluna, quien desde ya ha manifestado su disposición a poder, en la medida que le sea posible, encontrar a algunas de las personas tan pronto pueda volver a ejercer la misión que le ha sido encomendada", concluyó Coiro, al tiempo que precisó que el Santo Padre ha aprovechado la comunicación sostenida esta mañana para reiterar su cercanía y oración por Chile.
"Como ustedes saben, monseñor Scicluna se tomó muy en serio este encuentro con las personas y, a pensar de que este malestar continuaba, siguió adelante con todos los encuentros que tenía previsto. Pero pareció pertinente hacer el chequeo médico en horas de la noche", informó el portavoz de la Iglesia chilena, quien confirmó que el arzobispo se encuentra estable y que la intención del enviado papal es la de retomar directamente las entrevistas tan pronto como sea posible. El tiempo de recuperación se estima entre 48 y 72 horas.

Mientras tanto, como decíamos, se sucedieron las declaraciones. Así, Bertomeu mantuvo un encuentro de tres horas de duración con José Andrés Murillo, una de las víctimas de Fernando Karadima. "Uno se siente escuchado", comentó Murillo, destacando que "hoy día pareciera que no toda la Iglesia tiene la cara de Errázuriz y Ezzati, y la venida de Scicluna y Bertomeou nos muestra esa otra cara".
Sobre la relación entre ambos, Murillo aseguró que "hablar con uno de ellos es prácticamente hablar con los dos" porque "trabajan codo a codo". "Son personas honestas, confiables, y eso se siente", aseguró Murillo.
"Hoy le entregué al padre Jordi la carta que le envié a Errázuriz a través del jesuita Juan Díaz en 2002, contándole todo lo que pasaba en la parroquia del Bosque. Si él no hizo nada a partir de esa carta significa que se hizo cómplice y encubridor", comentó la víctima de Karadima acerca de Francisco Javier Errázuriz.
La misma tesis fue la que siguió, anoche, James Hamilton, quien se encontró con Scicluna y Bertomeu antes de la operación del enviado papal. La otra víctima de Karadima también salió ilusionado de la reunión, en la que denunció cómo los cardenales Francisco Javier Errázuriz y Ricardo Ezzati son encubridores de los delitos del cura.
"Errázuriz es un mentiroso, un encubridor. Vuelvo a decirlo a todos los chilenos: Errázuriz es un criminal y usted Ezzati es un cómplice de otro criminal", señaló Hamilton a la prensa.
Finalmente, el movimiento de Laicos de Osorno anunció que la situación de Scicluna no interferirá en la entrega de un informe de 1.500 páginas, con las que pretenden describir el ambiente enrarecido que se vive en la diócesis desde la llegada de Juan Barros.
"Cuatro sacerdotes se han ido, estudiantes católicos escriben cartas para que no les confirmen, dos pastorales de parroquias le han cerrado las puertas al obispo Barros, hay empleados desafectados por situaciones de abuso de poder, todas estas situaciones las traemos como relato y como evidencia al arzobispo", detalló Mario Vargas, uno d ellos portavoces.
Los integrantes de la agrupación esperan que todos los antecedentes lleguen a la brevedad a manos del Papa Francisco, y que ello se traduzca en cambios en el obispado osornino a fin de restaurar la paz dentro de las parroquias, revirtiendo con ello el quiebre que se evidencia entre los fieles católicos.
Parte médico
Pasado el mediodía, la Dirección Médica de la Clínica San Carlos de Apoquindo, de la Red Salud UC Christus, dio a conocer el siguiente parte médico:
"En relación al estado de salud del Arzobispo Charles Scicluna, Clínica San Carlos de Apoquindo de la Red de Salud UC CHRISTUS informa lo siguiente:
Monseñor Scicluna ingresó a nuestra Clínica a las 21:00 de ayer martes con dolor abdominal, malestar que venía presentando en los días previos. Luego de ser evaluado por un equipo médico, se le diagnosticó una probable colecistitis aguda y se realizaron diversos exámenes que confirmaron el diagnóstico.
Esta condición ha requerido, como primer paso, tratamiento antibiótico y analgésico para abordar el cuadro inflamatorio de la vesícula biliar, para luego hacer una cirugía laparoscópica para extirpar la vesícula, la cual fue realizada esta mañana.
Monseñor Scicluna se encuentra actualmente en buenas condiciones, recuperándose satisfactoriamente de la colecistectomía laparoscópica, procedimiento mínimamente invasivo con muy buen pronóstico.
La cirugía estuvo cargo de nuestro equipo de Cirugía Digestiva, encabezado por el doctor Rodrigo Miguieles.
Se espera que el tiempo de recuperación en la clínica será de 48 a 72 horas".
 


RD

Tuesday, February 20, 2018

En el 90 aniversario de Pedro Casáldaliga por Javier Melloni sj

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Conmemoramos este año (el 16 de febrero) el noventa aniversario de una vida tenazmente entregada, el largo recorrido de una existencia empeñada en humanizar esta tierra todavía por humanizar. No es frecuente encontrar en la misma persona al místico y al profeta, al guerrillero y al poeta, al obispo y al rebelde. Cuando esto sucede, es exigente el don que recibe una generación. Y cuando esto se prolonga en el tiempo, persistentemente y sin claudicar hasta la edad de noventa años, a pesar no solo del envejecimiento sino de la enfermedad del parkinson, no podemos sino sentir una mezcla de estremecimiento y agradecimiento que brotan de la interpelación que tal icono viviente arroja al resto de la comunidad.
Pedro Casaldáliga no se ha movido en cinco décadas de la tierra a la que fue enviado como misionero claretiano después de haberse entregado en sus primeros años de ministerio en los barrios marginales de Sabadell. Llegó al estado de Mato Grosso del Brasil en 1968 y desde entonces no ha regresado a su tierra natal “porque los pobres no pueden viajar”. Por un gesto lúcido de la Iglesia brasileña, tres años después de su llegada fue ordenado obispo de Sao Félix de Araguaia, una de las diócesis más extensas del país. Su defensa valiente e insobornable de “los sin tierra”, tanto campesinos como indígenas, provocó desde el comienzo un duro enfrentamiento con los terratenientes, conflicto que no ha cesado desde entonces y que ha conllevado un riesgo continuo de su vida, incluidos estos últimos años.

Pastor de su pueblo, ha ejercido impecable y valientemente su misión como obispo, dando pleno sentido a su significado: epi-​scopos, el que vela por encima (epi) para que se alcance la meta (scopos), que no es otra que la utopía del Reino. Así ha sido durante más de treinta y cinco años hasta que tuvo que dimitir a causa del límite de edad. Pero allí ha permanecido y sigue permaneciendo, a costa del riesgo de su vida y de las incomodidades e inclemencias del lugar. Pedro Casaldáliga ha confirmado el nombre heredado de su familia: con vuelo y mirada de águila ha velado por el territorio y por la prole que le fueron confiados hace cincuenta años y los círculos concéntricos de su vuelo se han extendido hasta nosotros.
A través de sus escritos (poemas, cartas y sermones) podemos reconocer y recorrer el vigor y el compromiso de toda una vida y las causas a las que se ha entregado. “Las causas de mi vida valen más que mi vida” ha dicho muchas veces sobre sí mismo. Sus poemas contienen la brisa y el fuego del Espíritu y son capaces de rescatar la belleza de ese infierno donde fue enviado a servir. Hace diez años, a propósito de su ochenta aniversario, elegí algunos de ellos para El Rincón de la mística. Una década después siguen teniendo el mismo valor, incluso mayor, porque se han ido tatuando en la piel apergaminada de su cuerpo enjuto y tembloroso. Los retomo para dejar que resuenen de nuevo.
Y el llanto y la risa en la mirada /​Y la mano extendida y apretada /​No tener nada. /​No llevar nada. /​No poder nada. /​No pedir nada. /​Y, de pasada, /​no matar nada; /​no callar nada. /​Solamente el Evangelio, como una faca afilada. /​Y el llanto y la risa en la mirada. /​Y la mano extendida y apretada. /​Y la vida, a caballo, dada. /​Y este sol y estos ríos y esta tierra comprada, /​Por testigos de la Revolución ya estallada. /​¡Y “mais nada”!
Veo el color apenas, /​sin las formas. /​Veo el fulgor del rumbo, /​no el camino. /​A los cincuenta años semiandados /​siento la misma Voz /​mal respondida. /​Mañana será tarde. /​Hoy es el día oscuro. /​Ser fiel /​sería /​serlo /​a cada gris instante, /​sin mayores certezas, detrás de la Llamada, /​a tientas por la vida /​en muchedumbre; /​a solas con el hombre /​–humus, semilla, valla y horizonte– /​que me posibilita; /​en paz semipactada /​–gratuita victoria– /​con ese Dios /​sin rostro /​que me espera /​–Padre y Mendigo mío, /​mi Tormenta y mi Puerto-.
La vida sobre ruedas o a caballo, /​yendo y viniendo de misión cumplida, /​árbol entre los árboles me callo /​y oigo cómo se acerca tu venida. /​Cuanto menos Te encuentro, más te hallo, /​libres los dos de nombre y de medida. /​Dueño del miedo que Te doy vasallo, /​vivo de la esperanza de Tu vida. /​Al acecho del Reino diferente, /​voy amando las cosas y la gente, /​ciudadano de todo y extranjero. /​Y me llama tu paz como un abismo /​mientras cruzo las sombras, guerrillero /​del Mundo, de la Iglesia y de mí mismo.
Como un río que me invade mansamente. /​Que penetro, deslumbrado. Como un río /​que me arrastra, poderoso, en su corriente /​mientras abro, libremente, el curso mío. /​Como un río que respeta mis orillas. /​Con el cielo todo entero en su regazo. /​Que yo sigo, por las noches, de rodillas, /​y circundo, bajo el sol, como un abrazo. /​Como un río que me acuna, que me sacia. /​Que yo invento con las aguas de Su gracia. /​Como un río ya llegado y por llegar. /​Donde muere el día y nace el día nuevo. /​Como un río que me lleva y que yo llevo. /​Como un río que se sabe río y mar.
Todo ello emana de su más hondo vínculo con el Señor Jesús:
Mi fuerza y mi fracaso /​eres Tú. /​Mi herencia y mi pobreza. /​Tú mi justicia, /​Jesús. /​Mi guerra /​y mi paz. /​¡Mi libre libertad! /​Mi muerte y vida /​Tú. /​Palabra de mis gritos, /​silencio de mi espera, /​testigo de mis sueños, /​¡cruz de mi cruz! /​Causa de mi amargura, /​perdón de mi egoísmo, /​crimen de mi proceso, /​juez de mi pobre llanto, /​razón de mi esperanza, /​¡Tú! /​Mi tierra prometida /​eres Tú… /​La Pascua de mi Pascua, /​¡nuestra gloria /​por siempre, /​Señor Jesús!
Una vida y una doctrina semejantes manifiestan que existe una patrística contemporánea. Pedro Casaldáliga forma parte de esta saga y tenemos la fortuna de serle contemporáneos. Como testigo de Cristo crucificado, resucitado y resucitante, su palabra tiene un valor confesante y sus actos contienen la capacidad de engendrar vida. Por ello no solo es hermano sino también padre.
Javier Melloni es escritor, teólogo, antropólogo y jesuita
El Ciervo

Iniciando el contacto con un poema de Pedro Casaldaliga



MENUDÍSIMAS ALAS,
casi insecto.
A dos palmas de mí,
aurolándome,
o en el "ora-pro.nobis" espinoso
de florecillas rojas.
Con el pico insistente y obsesivo,
goloso de las flores
alfiler de perfumes y de néctar.
Beija-flor: colibrí,
de seda verde-miel y plata-oro.
Viruta de la luz, cristalizada.
Hélice de arcoiris.

Pedro Casaldaliga

Nido de poesía

Saturday, February 17, 2018

El Papa renueva y fortalece la Comisión Pontificia para la Protección de Menores


DA UN NUEVO IMPULSO A SU "TOLERANCIA CERO" CONTRA LA PEDERASTIA

Confirma a O'Malley al frente del organismo e incluye en él a víctimas de abusos

Representantes de diversos nuevos países ofrecerán su sabiduría y experiencia a la Comisión. Hay víctimas de abuso entre los miembros anunciados

(C. Doody/Agencias).- El Papa de la "tolerancia cero" da otro paso decisivo hacia la erradicación de la pederastia en la Iglesia. Francisco ha renovado y fortalecido la Comisión Pontificia para la Protección de Menores (CPPM) al confirmar al Cardenal Seán O'Malley como Presidente del órgano, y al nombrar a él a ocho hombres y ocho mujeres, algunos de ellos conocedores en primera persona del mal de los abusos sexuales cometidos por clérigos.
Los nuevos Comisarios son: el Profesor Benyam Dawit Mezmur (Etiopía); la Hermana Arina Gonsalves, RJM (India); On. Neville Owen (Australia); Sra. Sinalelea Fe'ao (Tonga); Prof. Myriam Wijlens (Países Bajos); Prof. Ernesto Caffo (Italia); Hna. Jane Bertelsen, FMDM (Reino Unido); Sra. Teresa Kettelkamp (Estados Unidos); Sr. Nelson Giovanelli Rosendo dos Santos (Brasil).
Los siete miembros reconfirmados son: Dr. Gabriel Dy-Liacco (Filipinas); S.E. Mons. Luis Manuel Alí Herrera (Colombia); P. Hans Zollner, SJ (Alemania); Prof. Hanna Suchocka (Polonia); Hna. Kayula Lesa, RSC (Zambia); Hna. Hermenegild Makoro, CPS (Sudáfrica); Mons. Robert Oliver (Estados Unidos).
Según ha informado el Vaticano, la "sesión de apertura de la Asamblea Plenaria de abril comenzará con una reunión privada con varias personas que han sufrido abusos". Luego, los miembros "debatirán diversas propuestas para promover un diálogo permanente con las víctimas de todo el mundo".


La Iglesia necesita escuchar la voz de las personas que han sido abusadas
A propósito de la renovación de la CPPM, el Cardenal O'Malley ha declarado: "Nuestro Santo Padre, el Papa Francisco, ha mostrado mucha consideración y oración al nombrar a estos miembros. Los comisarios recién nombrados añadirán una perspectiva global a la protección de los menores y adultos vulnerables. El Santo Padre ha asegurado la continuidad del trabajo de nuestra Comisión, que consiste en ayudar a las Iglesias locales de todo el mundo en sus esfuerzos por proteger a todos los niños, jóvenes y adultos vulnerables de posibles daños".
El Pontífice ha elegido a estos ocho hombres y ocho mujeres en el campo multidisciplinario de los expertos internacionales en la protección de menores y adultos vulnerables contra el delito de abuso sexual. Representantes de diversos nuevos países ofrecerán su sabiduría y experiencia a la Comisión, reflejando el abrazo global de la Iglesia y el desafío de crear estructuras de protección en diferentes contextos culturales.
"Hay víctimas/supervivientes del abuso sexual clerical entre los miembros anunciados. Desde que se fundó la Comisión, personas que han sufrido abusos y padres de víctimas/supervivientes han estado entre sus miembros. Como siempre ha sido práctica de esta Comisión, la CPPM apoya el derecho de toda persona que haya sufrido abusos a revelar o no revelar públicamente sus experiencias. Los miembros nombrados hoy han decidido no hacerlo públicamente, sino sólo dentro de la Comisión. La CPPM cree firmemente que su privacidad es un valor que debe respetarse", afirmó el purpurado.

El mayor desafío: crear una cultura de protección 

Esta comisión fue instituida el 22 de marzo de 2014 por el Papa Francisco quien le encomendó "la tarea específica de proponer las iniciativas más oportunas de cara a la protección de los menores y de los adultos vulnerables, así como realizar todo lo posible para asegurar que crímenes como los ya sucedidos, no se vuelvan a repetir jamás en la Iglesia".
Tal y como se lee en el quirógrafo del Santo Padre para la institución de esta Comisión, "la tutela efectiva de los menores y el compromiso de garantizar su desarrollo humano y espiritual conforme a la dignidad de la persona humana son parte integrante del mensaje evangélico que la Iglesia y todos sus miembros están llamados a difundir en el mundo.
"Dolorosos hechos han impuesto un profundo examen de conciencia por parte de la Iglesia y, juntamente con la petición de perdón a las víctimas y a la sociedad por el mal causado, han conducido a iniciar con firmeza iniciativas de varios tipos con la intención de reparar el daño, hacer justicia y prevenir, con todos los medios posibles que se repitan episodios similares en el futuro".
La inculturación de la prevención y protección contra el abuso en la vida y en la acción de las Iglesias locales sigue siendo el objetivo futuro del CPPM y su mayor desafío.
Durante los últimos cuatro años, la CPPM ha trabajado con casi 200 diócesis y comunidades religiosas alrededor del mundo para concienciar y educar a la gente sobre la necesidad de proteger en nuestros hogares, parroquias, escuelas, hospitales y otras instituciones. Los miembros desean dar las gracias a todos los que han acogido este llamado y expresar su gratitud a la Santa Sede por apoyar y alentar estos esfuerzos.
RD

“Yo quiero que Dios bendiga a quien disparó a mi hijo” por Juan Arias

Soldados cachean a un vecino de una favela, en Río de Janeiro.
Soldados cachean a un vecino de una favela, en Río de Janeiro. AFP

Confieso que preferí siempre la fe de las personas sencillas a la de mis estudios académicos de teología


Siempre me impresionaron las madres pobres de las favelas de Rio que acaban perdonando a los asesinos de sus hijos. Es cierto que el perdón a los enemigos es el acto más sublime de amor, pero no es fácil ser capaz de tanto.
Entre esas madres, Wania Moraes, que hace días tuvo que enterrar a su hijo de 13 años, matado por una bala perdida, fue aún más allá. Ante el cadaver del pequeño Jeremías, llegó a confesar en voz alta: "Quiero que Dios bendiga a quien disparó a mi hijo". Y añadió: "Yo estoy feliz porque se que él está cerca de Dios".
Son palabras graves en los labios de una madre ante el hijo muerto. Palabras que ya he visto criticadas por algún especialista en teología, el cual las tachó de "alienación religiosa". Son esos intelectuales incapaces de interpretar los mecanismos de defensa de una mujer sencilla, en el paroxismo de su dolor de madre al perder un hijo violentamente. ¿Hubiesen preferido verla retorciéndose en una escena teatral, derramando rios de lágrimas y maldiciendo a Dios por no haber salvado a su hijo inocente?
Todos tenemos el derecho de buscar en los momentos de dolor extremo algo que nos impida enloquecer. Si a esa madre la sostuvo en ese momento su fe religiosa, nadie tiene derecho a condenarla.
La madre del pequeño Jeremias, un joven que soñaba con un futuro mejor que el infierno de la favela preparándose para ser pastor evangélico, estaba orgullosa de que su hijo tuviese aquella oportunidad, mejor que el que acabara tentado por las sirenas de los traficantes de drogas.
Ya he oido a madres de esas favelas decir: "Mejor un hijo muerto que bandido". Nadie debe arrogarse el derecho de juzgar el corazón de una madre cuando sueña con el futuro del fruto de su vientre. Ese es un sagrario inviolable.
Existe la fe del teólogo y la de las personas simples. Yo estudié teología en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, el centro internacional de los jesuitas que proponía una visión moderna de la religión. Quien, sin embargo, me enseñó la fe vivida sin complicaciones teológicas, fue la actitud de mi madre ante su hija muerta con 41 años, víctima de un cáncer, y que dejaba a cinco hijos pequeños.
Mi madre era maestra de escuela en España, y toda la vida escogió enseñar en aquellos lugares a los que el gobierno no obligababa a ir a los maestros, porque eran peligrosos o difíciles para vivir. Al despedirse de su hija, antes de cerrar el ataúd, la besó en la frente y sin derramar una lágrima le dijo: "Espérame. Yo soy la más anciana aquí y seré la primera en reencontrarte". Un familiar se le acercó con un vaso de agua y una pastilla de Valium. Mi madre le dijo serena: "No hace falta, mi fe me sostiene". Confieso que preferí siempre aquella fe sencilla a la de mis estudios académicos de teología.

Dedicatoria

Deseo dedicar esta columna al misionero y obispo catalán Pedro Casaldáliga, que hoy cumple 90 años y a quien considero un santo en vida. Ha dedicado su existencia, en Mato Grosso, a la defensa de los campesinos pobres y de los indios, víctimas del capitalismo salvaje. Mal visto siempre por el Vaticano, Pedro, por coherencia con su fe, vivió y sigue haciéndolo –aunque hoy golpeado por la enfermedad, encarnado con los pobres y perseguidos, compartiendo sus necesidades y sus peligros.
Estoy seguro de que él entiende, sin juzgarla, la fe extrema de esas madres pobres que, como Wania, víctimas de la violencia que les arranca a sus hijos, abandonada por los poderes que deberían defenderlas, no encuentran otro consuelo para sobrevivir que refugiarse en el misterio.
Juan Arias
El País