Los fieles de la diócesis del obispo Barros: «Estamos en el radar del Papa Francisco. El arzobispo nos recibirá el 21 de febrero, como confirmó en respuesta a una carta que le escribimos»
Siempre se ha dicho (y lo hemos subrayado en otros artículos) que en Chile el caso del obispo de Osorno Juan Barros (es decir las acusaciones de haber participado en maniobras para ocultar los abusos sexuales de su mentor espiritual, el padre Fernando Karadima, procesado y condenado) no puede ser considerado sin relación con las duras críticas y con el rechazo de buena parte de los fieles de la diócesis de Osorno en su contra. Prácticamente, desde hace más de tres años, es decir desde que el Papa nombró, el 15 de enero de 2015, a Barros como guía de la diócesis, no hay domingo en el que no haya habido protestas en donde ha celebrado o predicado el obispo.
Refiriéndonos a la delicada misión de monseñor Charles Scicluna (que estará en Chile desde el 20 de febrero), escribimos: «Hay, pues, varias cuestiones relacionadas estrechamente entre sí: una, la verdad de los tres denunciantes en contra de la verdad del obispo que se declara inocente, víctima de una persecución; la otra, por lo menos la mitad de una comunidad diocesana que rechaza el nombramiento de Barros desde enero de 2015. En la diócesis se vive desde hace tres años un clima insoportable y todo ello forma parte del “caso Barros”. Ninguna diócesis puede resistir con un clima tan polémico, de enfrentamiento y a veces violento, puesto que sucede que a veces, entre los fieles que critican al obispo y la policía que debe protegerle, surgen escaramuzas».
Pues bien, antes de su llegada tan esperada en el país sudamericano (en donde acaba de estar el Papa), Scicluna ha reaccionado con gran habilidad al deber afrontar diferentes cuestiones de su delicada misión; tanto ha demostrado tacto y comprensión sobre la situación que, según lo que se lee en la prensa local, cuenta con amplia simpatía y se ha convertido en trámite para que lleguen varios agradecimientos al Papa Francisco. En Chile (así como en otros países de América Latina), la misión del arzobispo maltés no solo se relaciona con un caso específico. Esta presencia del enviado papal se muestra como el “rostro” del Papa que la gran mayoría de los católicos desea y espera, a cinco años de su elección como Pontífice. Y no sería exagerado afirmar que en este momento está en juego incluso el gran carisma del Pontífice.
Monseñor Scicluna ha dado a entender que actuará con absoluta libertad, sin dejarse condicionar por los miembros de la jerarquía local, que en el pasado reciente han tenido un peso enorme en la visita del Papa. Muchos, además, consideran, con bases incontestables, que los momentos “oscuros” del peregrinaje de Francisco a Chile se pueden explicar con la excesiva confianza en algunos eclesiásticos chilenos que se ocupaban de la organización del viaje, particularmente en el ámbito de las relaciones con la prensa local.
Mario Vargas, uno de los principales responsables del movimiento diocesano laico de Osorno que acusan a Barros desde su nombramiento en 2015, hace algunas horas dijo al canal Tv13 que monseñor Scicluna, a quien enviaron una carta, «nos ha respondido. Nos recibirá en la Nunciatura de Santiago el 21 de febrero. Esto demuestra que también nosotros, lacios de Osorno, estamos en el radar del Papa y esto se debe también a nuestra lucha y movilización. Estamos muy agradecidos con monseñor Scicluna, que aceptó encontrarse con nosotros».
Vatican Insider
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