Sunday, October 05, 2008

La Homilía de Betania : EL INCOMPRENSIBLE RESPETO DE DIOS A LA LIBERTAD HUMANA

Por José María Maruri, SJ


1.- Esta parábola siempre me trae a la memoria aquella otra en que yo diría que el Señor funda el Sindicato de Payasos de Circo. Y quizás en la de hoy se nombra a si mismo nombra secretario general de ese sindicato. En aquella ocasión el Señor nos decía que diéramos la túnica al que nos quita la capa, prestáramos al quien nos tima, amáramos al que nos odia y pusiéramos la otra mejilla al que nos abofetea. Total que nos quiere tontos de Circo.


Pero hoy nos dice que como nos dijo sed perfectos como lo es vuestro Padre del Cielo, que seamos payasos en lo humano como lo es nuestro Padre del Cielo. Porque ya me diréis que hombre sabio y prudente enviaría a los viñadores repetidas veces a sus criados, sabiendo que los iban a maltratar, y cuando ya no le queda nadie que enviar, envía a su propio hijo pensando que lo respetarán y, naturalmente, lo matan.


Y esta parábola es la pura historia de Dios con el pueblo de Israel, porque es mucha verdad que mataron a los profetas enviados por Dios: asesinados murieron Amós, Miqueas, Isaías, Jeremías, Ezequiel y Zacarías. Y también es pura historia real que, al fin, Dios envió a su Hijo y también murió asesinado y el Padre Dios lo sabía.


2.- Esta parábola es la historia del incomprensible respeto de Dios a la libertad humana, respeto que nosotros no entendemos cuando le echamos en cara que se esté mano sobre mano dejando triunfar a los malos de este mundo.


Y es que Dios no quiere hijos a la fuerza, no quiere convertidos con látigo. No le gustan lavados de cerebro. Todo el que le siga tiene que decir un sí de corazón, porque solo del corazón sale lo bueno y lo malo del hombre. Al corazón no se le estruja un tubo de pasta de dientes para sacarle un sí forzado.



3.- No entendemos que Dios pierda su dignidad dejando que los hombres hagan lo que quieran con su Hijo hasta llevarlo a la cruz, como pierde su dignidad el Padre del Hijo Pródigo corriendo a su encuentro, porque nosotros lo hubiéramos esperado muy dignamente, sentados esperando que se pusiera de rodillas y nos pidiera perdón.


No entendemos a Dios porque no sabemos amar, amar sin esperar nada, amor por el otro, el amor más cercano al verdadero amor es el de las madres que con gusto darían sus vidas por salvar las de sus hijos.


Nunca podremos entender que el Padre Dios haya unido a la misma muerte de su propio Hijo la salvación de aquellos mismos que lo mataron. Y es que Dios no cabe revancha, no cabe rencor, ni venganza, ni odio.



4.- Sin embargo la parábola acaba con un gesto de venganza: se le quita la viña y se les da a otros. ¿Es Dios el que quita la viña o el hombre el que la pierde? Como no es Dios el que condena al hombre, es el hombre el que se condena a si mismo, poniéndose voluntariamente de espaldas a Dios para siempre.


Nos puede ocurrir a nosotros. De hecho nos está ocurriendo a los de la católica España. ¿Se está convirtiendo España en un erial sin el jugo de la fe? El norte de África fue una de las cristiandades más florecientes en tiempos de San Agustín, pero sus dueños perdieron la viña.


¿Tenemos nosotros más seguridad que ellos? La elección es nuestra, no esperemos que Dios nos fuerce, nunca lo hará. ¿Llegaremos a entender a nuestro Dios? ¿O nuestra humana sabiduría seguirá tildando de payasa y estúpida a la infinita sabiduría de Dios?

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