Esta es la semana del equinoccio, cuando el día y la noche son de igual duración. Desde ahora, en el hemisferio norte la oscuridad estará reemplazando la luz diurna, en grado extremo en los países nórdicos, y en grado leve en los trópicos. Las noches serán más largas que los días, y a algunos les costará acostumbrarse. A medida que el año se acerca a su fin, vislumbramos nuestra propia mortalidad. El cambio estacional afecta nuestro temperamento, y necesitamos recordar que el invierno no dura para siempre.
Jesús habló de la noche que se aproxima, en la cual nadie puede trabajar. Vivimos ahora en la era post-Edison, en la cual la luz que nos trae la electricidad le quita algo de lo tenebroso a la noche. Los ritmos internos de nuestros cuerpos tienen un tiempo para la luz y la oscuridad. En mi vida, ¿respeto todas las oportunidades que cada una me otorga: el día para la acción, la noche para el descanso y para recuperar mis energías?
De Espacio Sagrado
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