La suspensión de un párroco de Oviedo reabre el debate
La suspensión de un párroco ovetense de mediana edad por mantener una relación estable con una mujer, con la que ha tenido un hijo, ha devuelto a la actualidad la polémica sobre la obligatoriedad del celibato en los hombres y mujeres de la Iglesia. Fuentes de la diócesis asturiana aseguraron que éste 'es el único caso que se conoce en Asturias. Es algo excepcional'.
Pero llama la atención que la decisión del Arzobispado esté basada en el hecho de que el sacerdote mantenga una relación duradera con una mujer más que en el hecho de que tenga un hijo con ella. En opinión del vicario general, Juan Antonio Menéndez, que tuviera descendencia no es motivo para apartar al sacerdote de su labor pastoral, pero sí lo es mantener una relación estable y faltar al precepto del celibato.
Al parecer, la situación del párroco era de sobra conocida, por lo que las autoridades eclesiásticas decidieron 'retirarle la encomienda pastoral, aunque sigue siendo cura', según aclararon ayer fuentes de la Iglesia asturiana, que añadieron que, a partir de ahora, el aludido 'se va a tomar un año sabático', supuestamente para tomar una decisión sobre su futuro.
La medida de apartar al sacerdote de su parroquia fue adoptada por los responsables del Arzobispado hace unos tres meses, después de que trascendiera la situación en la que se encontraba el cura. Pero esta decisión habría sido adoptada de común acuerdo entre el Arzobispado y el propio afectado, con el fin de obtener una solución al asunto que satisfaciera a ambas partes.
El sacerdote apartado de sus funciones llevaba varios años como párroco en Oviedo, si bien había ejercido su labor en otras parroquias asturianas, entre ellas Gijón, donde estuvo hace unos quince años.
Opiniones enfrentadas
Las opiniones de los sacerdotes sobre el celibato son dispares. Así lo demuestra un estudio elaborado por un docente e investigador de la Universidad Complutense de Madrid para Merkastar y TAISS Investigación para la revista 21rs. El mencionado informe se basa en las respuestas de 751 sacerdotes de todas las diócesis españolas y revela que la mayoría, el 52,7% de los encuestados, considera que el celibato debería ser opcional, mientras que el resto mantiene que ha de continuar siendo obligatorio. Esta división en el clero se ve más acentuada en países centroeuropeos y sudamericanos, como Alemania, Argentina o Brasil, donde se han llegado a organizar recogidas de firmas para eliminar la obligatoriedad del celibato. Además, en la Iglesia española existe una corriente crítica que aboga por esta opción.
Ante esta situación, el propio Papa Benedicto XVI ratificó a principios de este año la vigencia del celibato en la exhortación apostólica 'Sacramentum caritatis' (Sacramento del amor), en la que indicaba que 'el celibato sacerdotal, vivido con madurez, alegría y dedicación, es una grandísima bendición para la Iglesia y para la sociedad misma'.
Benedicto XVI trató de acallar así las presiones de sectores progresistas que consideran que el fin del celibato sería la mejor forma de acabar con la angustiosa escasez de sacerdotes.
La prohibición del matrimonio para los hombres y mujeres de la Iglesia se remonta al Concilio de Letrán, de 1123, cuando el papa Calixto II decretó que los matrimonios clericales no eran válidos. Ese decreto fue confirmado en 1139 por el Papa Inocencio II, en el llamado Concilio de Letrán II. Pero anteriormente ya existía un importante movimiento para imponer el celibato en la Iglesia.
En el año 385, el Papa Siricio, que abandonó a su esposa para convertirse en Sumo Pontífice, decretó que los sacerdotes ya no podían dormir con sus esposas, y en el año 567 el Concilio de Tours II estableció que todo clérigo hallado en la cama con su esposa sería excomulgado un año y reducido al estado laico. Pero no fue hasta 1563, con el Concilio de Trento, cuando se estableció que el celibato y la virginidad son superiores al matrimonio.
Fuente: El Periodista Digital
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