Don José Manuel fue siempre fiel al mensaje de Dios", señaló en su homilía el Obispo de Rancagua y Presidente de la CECh, Mons. Alejandro Goic.
Una multitudinaria despedida tuvo este lunes 17 de septiembre Mons. José Manuel Santos, arzobispo emérito de Concepción, quien falleció el viernes, en Viña del Mar. Sus restos llegaron a la capital penquista el domingo en la noche y durante toda la mañana, hasta antes de sus exequias, quedaron en la catedral, donde fueron visitados por centenares de personas, como un testimonio de agradecimiento a su labor pastoral en la arquidiócesis.
La misa fue presidida por Mons. Ricardo Ezzati, Arzobispo de Concepción, y concelebrada por otros once obispos, entre ellos, Mons. Alejandro Goic, obispo de Rancagua y presidente de la Conferencia Episcopal de Chile; y Mons. Gonzalo Duarte, obispo de Valparaíso y vicepresidente de la Conferencia. También estuvo presente Mons. Antonio Moreno, arzobispo emérito de Concepción.
La homilía estuvo a cargo de monseñor Goic, quien hizo un amplio relato de la biografía de monseñor Santos y luego hizo un vibrante homenaje recordando que le correspondió dirigir a la Conferencia Episcopal en los momentos más difíciles para Chile.
“Con qué fuerza, en su vida de pastor defendió la dignidad humana; con qué vehemencia defendió la primacía del derecho por sobre el abuso del poder y la fuerza y ello (…) don José Manuel fue siempre fiel al mensaje de Dios, pero particularmente en sus cinco años como arzobispo de Concepción y en su servicio a la Conferencia Episcopal, tuvo una especial actitud de la dignidad humana. Hizo llamados permanentes a la reconciliación, a la búsqueda de la verdad; la necesaria participación de todos para generar un país libre y digno, fueron pilares de su palabra”, afirmó el Presidente de la CECh.
Por su parte, el senador Mariano Ruiz Esquide intervino en un sentido discurso que, por unos momentos emocionó hasta las lágrimas a los asistentes. Dijo que monseñor Santos “nos enseñó no hay vida sin libertad; no hay vida sin acuerdo entre los hombres ni las mujeres; nos enseñó que no hay vida humana si no hay amor, pero sobre todo nos enseñó que los derechos humanos son de la esencia de su palabra; nos enseñó que estaba el pobre en su solemnidad y después los oropeles de la riqueza; nos enseñó que había que tener coraje para enfrentar las dificultades, pensando que siempre hay una estrella y en ese pasado, esa luz nos la dio nuestro gran arzobispo".
La abogada Martita Woerner, quien trabajó estrechamente con el arzobispo en el departamento de Pastoral de los Derechos Humanos, resaltó la figura de monseñor Santos, al dar protección y apoyo a tantas personas y denunció con energía los abusos de poder durante el gobierno militar, que se tradujeron en numerosos detenidos desaparecidos, en la zona.
Habló también el gobernador provincial de Concepción, Eric Aedo, para transmitir el saludo del Gobierno y reforzar la figura de monseñor Santos. Finalmente, el presbítero Angel Palomera agradeció a nombre del clero de Concepción, manifestando que el pastor “nos inculcó el amor y la defensa de la verdad, la que sabía cautelar con ardor y particular energía que brotaba de un profundo convencimiento ético y espiritual; asequible y acogedor procuró limar asperezas y como canonista que era, proteger el derecho; cuidaba su vida de oración y se le veía con frecuencia orando la liturgia de las horas y meditando junto a los doctores de El Carmelo; con sus escritos, pero más con su ejemplo fue maestro de vida interior”.
Monseñor Ezzati, al término de la misa, derramó agua bendita e incienso para luego despedir los restos de don José Manuel con un cortejo que formaron los obispos, sacerdotes, religiosas y numerosos fieles , en torno a la plaza principal de la ciudad. La cureña llegó hasta el acceso a la cripta, ubicada a un costado de la catedral, para depositar definitivamente los restos con un breve responso.
Fuente: Comunicaciones Concepción
Concepción, 17/09/2007
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