Va uno atrapado por la caravana del fin de semana y se agobia con el lento avanzar de los automóviles de vuelta a la ciudad. Si pudieras subir arriba a la montaña o verlo desde el helicóptero de Tráfico, te reirías de lo ridículo de la situación de unos ciudadanos que intentan pasárselo bien.La conciencia cósmica nos daría idea de la pequeñez y funcionalidad de este dolor en todo el conjunto, por grande que en ese momento nos parezca.
“Esto no es la totalidad de mi pequeña existencia. Todo dolor es pasajero”. Desde la torre del vigía se sabe hacia dónde se desplaza el incendio y el momento en que será sofocado.Desde y, aunque duela, estás bien.
Pedro Miguel lamet sj
Del blog "El alegre cansaNCIO"
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