Tuesday, October 21, 2008

Compromiso del Sínodo – Editorial Ecclesia


Y para acercar más y mejor la Palabra de Dios, Benedicto XVI en su intervención del martes 14 de octubre planteó uno de los grandes retos y temas de este Sínodo. A luz de sus reflexiones ya expuestas en su libro «Jesús de Nazaret» y a tenor del número 12 de la «Dei Verbum», el Papa teólogo y pastor habló de la necesidad de elaborar una exégesis combinando adecuadamente el método histórico-crítico y la acción divina presente en la Escritura, teniendo en cuenta la unidad de toda ella mediante la llamada exégesis canónica.



Dicho de otra manera: es necesario superar el dualismo entre exégesis y teología y, por ello, entre la Escritura y la acción pastoral, entre la Palabra de Dios y las fuentes de la espiritualidad.
Y es que no se puede pasar del extremo vivido durante siglos de una creencia literalista y, en el fondo desconocedora de la Palabra, al extremo de estudiarla y vivirla como un mero objeto de laboratorio, sometida a las únicas leyes de la filología y del historicismo. Tanto un extremo como el otro desvirtúan la Palabra y la apartan del pueblo fiel y de una acción pastoral fecundadora. La importancia de este planteamiento papal es no solo teórica, sino también práctica y afecta a esos instrumentos indispensables para la difusión de la Palabra de Dios como son la homilía, la «lectio divina», la catequesis, la enseñanza de la Teología. No se puede hacer antipática ni caprichosa la Palabra de Dios, que no puede ser jamás un coto privado para especialistas. La Iglesia y la sociedad de hoy demandan que la Palabra de Dios sea transmitida sin fundamentalismo y sin relativismo.



Se irá entonces por el buen camino intensificando desde estas claves la formación bíblica y teológica de los aspirantes al sacerdocio y abriendo escuelas de formación bíblica permanente para sacerdotes, consagrados y laicos. Se irá entonces por el buen camino repensado y valorando más y mejor las homilías –tanto por parte de quienes las pronuncian como por parte de quienes las escuchan–, unas homilías que sean eco y actualización de la Palabra. Se irá entonces por el buen camino cuando la liturgia, toda la liturgia –incluidas la necesaria revitalización de la «lectio divina» y la revisión que corresponda del Oficio de Lecturas y de los Leccionarios– sea expresión, plegaria y canalización de la Palabra. Se irá entonces por el buen camino cuando a la Palabra de Dios se le haga el hueco preciso en los medios de comunicación para así transmitir a los hombres de hoy con lo medios de hoy esta Palabra de hoy y de siempre. A todo esto suena el Sínodo. Ojalá que, una vez concluido y después, su «letra» coincida con esta «música». De todos depende.

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