Ya lo dijimos: hay quien quema la Biblia por pura chulería de quemarla y para presumir estúpidamente del incendio que con la Biblia montó en la chimenea de su casa. Supongo que fue allì, claro. Pienso que nunca se pudo rendir mejor tributo de admiración a la Palabra de Dios. A un Dios que ya dijo alguna vez que había venido a la tierra a que ardiera de amor el mundo y que qué más podría desear que el que el mundo se incendiara. La Biblia es la sustanciaq de esta Palabra. Y se quita uno la gorra -como en misa- ante esta bella expresiònn del paso de Dios sobre la tierra en las más diverdas etapas de la historia del hombre.
A otros no. A otros -a muchos- lo que se les ha ocurrido hacer con la Biblia ha sido ponerse a leerla. Me acuerdo de un Pier Paolo Passolini que llega al convento francisacno de Asís y encuentra en la celdilla conventual un Evangelio de San Mateo. Y el comunista Pier Paolo se pone a leerlo. Y lo encuentra divertido oe importante. Tan importante que hasta le produce admiración la habilidad casi cinematográfica con que San Mateo cuenta la historia de Jesús de Nazareth y la aventura de su espìritu. Nadie ha contado mejor que San Mateo aquello de las parábolas con que Jesús hablaba a la gente para que le entendieran mejor lo que puería decirles sobre el Reino de Dios.. Y de esta admiraciòn y de esta lectura a ratos le,salió a Passolini la pelìcula “El Evangelio de san Mateo”.
Me acuerdo también de Ingrid Betancourt, la admirable mujer que ha estado secuestrada durante muchos meses -años terribles- por los terroristas de las Farc en la selva de Colombia.
A la angustiosa situación vivida allí entre silencios propios y voces ajenas, Ingrid Betancourt escuchó un día la voz de la Palabra. Le llegaba apenas y entrecortada por las ondas perdidas de una emisora católica. Le dio una vuelta el alma. Y logró que alguiien le trajera un diccionario para refrescar palabras y un texto de la Biblia para que la Palabra le llegara desde las fuentes màs vivas.
“La Biblia fue mi gran consuelo. A través de la Biblia estuve en contacto no sòlo conmigo misma, sino tambièn con la creación y con el hombre. Incluso conocí mejor que ellos mismos a los mismos secuestradores. La respuesta a tantas preguntas como ellos plantean no está en los políiticos ni en losmilitares. Está en su proipio corazón”.
Y ahora -en estos mismos días de comienzo del otoño- va la RAI -radio televisión en Italia- y monta una lectura pùblica de la Biblia. Con el Papa como lector del primer capìtulo: el de la creación según el Génesis. Y con el cardenal Bertone para el último capítulo del libro. Siete días y siete noches. Ciento treinta y nueve horas. Mil trescientos lectores -selccionados de entre los ciento treinta mil que se ofrecieron a la RAI. Del cinco de octubre al once de octubre. Rcuerdo que, hace unos años, los “Mensajeros de la paz”, del P. Angel Garcxía, ya hicieron una lectura similar a través de internet. Y es que la buena lectura de la Biblia es dos cosas: indispensable y fecunda. Aunque sea en la edición que de la primera Biblia en castellano se editó en España en 1433 y que se conserva entre los tesoros de la casa de Alba, tan famosa en estos días.
Eduardo Gil de Muro
Del blog "Con permiso"
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