Monday, October 06, 2008

Los Luo, entre la tradición y los descubrimientos científicos

Los Luo son una tribu originaria del Sudán, pero que actualmente en su mayoría viven en Kenia ya que hace varios cientos de años se trasladaron del Sur del Sudán hacia más al sur posiblemente al hilo de las noticias de la presencia de un gran lago, el que posteriormente se vino a llamar lago Victoria.


Esta tribu es el segundo grupo étnico más importante de Kenia. Lo mismo que muchos kikuyu se han especializado y han brillado en actividades comerciales, los luo encontraron en la educación uno de sus filones fundamentales. Son luo muchos de los profesores de universidad, literatos, pensadores e intelectuales.


En comparación con el resto de los grupos étnicos que los rodean, esta tribu se destaca porque no practican la circuncisión entre sus miembros masculinos. Mientras que los miembros de esta tribu continúan orgullosamente la tradición de evitar "el corte", otros (especialmente en ataques barriobajeros entre políticos) utilizan esta condición para denigrar a sus oponentes luo y declararlos kĩhĩĩ, que es una palabra kikuyu que designa a las personas que no han alcanzado la madurez y que, por tanto, deben ser tratados como niños. Ante tales ataques, los luo nunca se han achantado y ven su factor diferencial casi con orgullo.


Esto ha cambiado radicalmente en los últimos meses. Las últimas investigaciones sobre la propagación del virus del sida han demostrado que un hombre circuncidado reduce en seis veces la posibilidad de infectarse no solo con el virus de inmunodeficiencia adquirida, sino con otros virus de enfermedades sexuales. Los resultados de este descubrimiento, que se hizo público hace ya algún tiempo, indican que es mucho mejor hacer campañas masivas para que los hombres se circunciden y que, añadido esto a otras prácticas ya existentes de prevención, puedan estar mejor protegidos contra esta pandemia que, curiosamente, parece haberse ensañado especialmente con las regiones del oeste de Kenia, la zona tradicionalmente poblada por este grupo étnico.


Las resistencias a la hora de cambiar una tradición ancestral de este tipo son grandes, especialmente entre los ancianos, baluartes de las tradiciones orales y culturales de todo grupo étnico. En un país en el que cada vez se es más consciente sobre la pandemia del sida y sus consecuencias, la presión para que este grupo permita la circuncisión entre sus miembros ha aumentado considerablemente, hasta el punto que algunos de sus parlamentarios y otros políticos locales han confesado que ya se han sometido a la operación, después que algunos de ellos lo hayan ocultado durante meses porque creían que podría dañar su reputación o su carrera política. Ahora, una vez fuera de este armario particular, animan a todos, sobre todo a los jóvenes, a seguir su ejemplo y hacer lo mismo. Parece ser que la llamada de los políticos está teniendo su efecto entre la población. En los dos últimos meses son ya más de 1.000 los hombres que se han presentado en los diferentes dispensarios y clínicas de la zona pidiendo someterse a la operación y se espera que con el tiempo la cifra pueda llegar a dos millones.


Mientras tanto, los ancianos todavía tienen reticencias para aceptar un elemento que, según ellos, contraviene su cultura y su forma de ser. Sin duda que en los próximos meses veremos todo un debate interno entre aquellos individuos que se lanzan a los cambios movidos por los descubrimientos más recientes y aquellos que se aferran a sus prácticas ancestrales y dejan de lado el consejo de la medicina.


No es una situación nueva en África, quizás uno de los continentes donde más visible sea el choque entre las tradiciones culturales, sociales o religiosas y los cambios que se promueven avalados por la ciencia, la tecnología y los nuevos descubrimientos. La primera impresión es que en el oeste de Kenia, el miedo al contagio prevalece sobre otros elementos y dada la seriedad de la situación de las personas infectadas y afectadas por el virus, se está perdiendo el miedo a romper los tabúes locales.



Alberto EismanJaén,
1966. Licenciado en Teología y máster en Políticas de Desarrollo. Ha sido director de país de Intermón Oxfam para Sudán donde se ha encargado de la coordinación de proyectos en Nairobi y Wau.


Del blog "Muzungu"

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