Wednesday, March 02, 2016

El cardenal Pell admite que la Iglesia australiana encubrió casos de pederastia

El cardenal Pell declaró anoche en Roma

Las víctimas exigen su dimisión y piden una reunión con el Papa Francisco


"Admito que debería haber hecho más", lacónica respuesta del "ministro" de finanzas vaticano


"Admito que debería haber hecho más". Esta ha sido la lacónica respuesta del cardenal George Pell, actual responsable de finanzas del Vaticano, durante su comparecencia -la tercera en tres días- ante la Comisión del Gobierno australiano para responder a las acusaciones de encubrimiento de abusos sexuales a menores en la Iglesia de aquel país. Pell, que fue arzobispo de Sidney, admitió en su primera testificación que "no estoy aquí para defender lo indefendible. La Iglesia ha cometido enormes errores y trabaja para remediarlos".
Sin embargo, nada más salir del Hotel Quirinale de Roma, donde Pell testifica a través de videoconferenia -alegó motivos de salud para no acudir al país austral-, vigilado de cerca por una veintena de víctimas, que han viajado hasta Italia para mirar a la cara al que fuera máximo responsable de la Iglesia australiana durante la época en la que se denunciaron los abusos. Pell comparece en relación con decenas de casos de pederastia ocurridos entre las décadas de 1960 y 1980 en las sureñas ciudades de Ballarat, donde nació y trabajó de sacerdote, y Melbourne, donde fue arzobispo.
Los representantes de las víctimas, visiblemente indignados, subrayaron ante los medios apostados ante el hotel, que el cardenal Pell "no puede seguir" teniendo cargos de responsabilidad en el Vaticano. "El cardenal Pell es muy astuto y un hombre muy brillante. ¿Cómo puede decir que no sabía?", opinó Phil Nagle, una de las 15 víctimas y familiares que viajaron hasta Roma. Por su parte, David Ridsdale, sobrino y que se declara víctima de Gerald Ridsdale, manifestó que Pell "o es culpable o es un bufón ignorante".
El grupo de "Supervivientes de Ballarat", localidad en la que se produjeron decenas de estos casos, asegura que la compensación económica ha sido millonaria. "Pero no queremos dinero, sino apoyo para el resto de nuestras vidas", sentencia el portavoz del colectivo, Andrew Collins, también presente en Roma.
Collins sostiene que "el Papa ha dicho muchas buenas palabras en contra de la pederastia, pero no se han visto demasiados hechos". Para el cabeza visible de la asociación, víctima también de abusos por parte de varios curas durante su juventud, "no se trata de un caso contra el cardenal, sino contra la cultura del silencio que ha mantenido la Iglesia". "Es una oportunidad para caminar hacia delante y evitar que se repita, pero para eso tienen que escucharnos y conocer lo que pasó", zanja.
 

En su tercera jornada de declaración, centrada en su rol como obispo auxiliar en la archidiócesis de Melbourne en 1987, Pell fue cuestionado sobre la forma en la que afrontó las quejas contra el sacerdote pederasta Peter Searson, quien falleció en 2009.
La comisión expuso como Searson fue acusado de abusar de menores entre los años 70 y 90, amenazó con una pistola a sus feligreses y apuñaló a un pájaro con un destornillador delante de los niños.
Pell calificó a Searson como "uno de los curas más desagradables" que había conocido, pero dijo no recordar una reunión en la que se le presentó una lista de quejas de niños sobre su temor a sufrir abusos sexuales o malos tratos por parte de ese sacerdote.
El cardenal también reiteró que desconocía las acusaciones contra Gerald Ridsdale, otro sacerdote pederasta con el que vivió durante algún tiempo y al que en la víspera calificó como "una historia triste de escaso interés", lo que provocó la indignación de varias víctimas.
"No sabía que había esas discusiones (...) aunque admito que debería haber hecho más", dijo.
Pell también aseguró que no recordaba la denuncia de Timothy Green, un alumno del colegió St. Patrick de Ballarat que en 1974, cuando tenía 12 años, le expuso los abusos que sufrió por parte de Edward Dowlan, condenado por abusar de una treintena de niños.
Green declaró en el pasado ante la comisión que Pell le dijo entonces "no seas ridículo" antes de marcharse, aunque el cardenal aseguró hoy que esa denuncia "hubiera sido importante para mí, la hubiera aceptado y habría hecho algo al respecto".
Las declaraciones de Pell de esta semana no han satisfecho a los familiares y las víctimas de abusos sexuales, que ahora buscan una audiencia con el papa Francisco para que la Iglesia se comprometa a que nunca más se cometan abusos contra menores.

Australian Cardinal George Pell Testifies from Rome on Sex Abuse


RD

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