Uno de los cambios en la reforma de la Curia fue concentrar cuatro departamentos encargados de áreas sociales en un solo dicasterio: el de Desarrollo Humano Integral.
Recientemente ha presentado su sistema de trabajo, basado en tres pilares. El primero es la escucha de los problemas en las iglesias locales. El segundo, investigar a fondo esas cuestiones y, por último, comunicar líneas guía.
Fue lo que hicieron, por ejemplo, durante la pandemia, al pedir a la comunidad internacional distribuir vacunas en los países pobres.
El objetivo es ayudar a hacer presente la Doctrina Social de la Iglesia en todo el mundo. Por ejemplo, una de sus áreas de trabajo más importantes son las migraciones. De hecho, gracias a su trabajo la Santa Sede pudo presentar sus aportaciones al Pacto Mundial de la ONU sobre las migraciones.
La secretaria de este dicasterio, Alessandra Smerilli, explica que en los últimos meses se ha potenciado la capacidad de escucha de este ministerio del Vaticano. Aspiran a ayudar a las comunidades a identificar cuándo algo está fallando para abordarlo a tiempo.
Es una labor muy ambiciosa que comenzó hace ya un mes y que aspira a no dejar a nadie solo.
RM/JRB
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