El Papa Benedicto XVI, que ya viaja de vuelta al Vaticano, ha puesto fin a su visita pastoral de cinco días a Brasil con un discurso ante obispos y cardenales latinoamericanos en el que ha expresado su preocupación por los "autoritarismos" resurgidos en el continente.
Ante los 266 cardenales y obispos asistentes a la V Conferencia del Consejo Episcopal Latinoamericano y del Caribe (Celam), reunido en la ciudad de Aparecida, el Papa destacó que "en América Latina, al igual que en otras regiones se ha evolucionado".
Esa evolución, dijo, se ha producido "aunque haya motivos de preocupación ante formas de gobiernos autoritarios o sujetos a ciertas ideologías que se creían superadas y que no corresponden con la visión cristiana del hombre", dijo Ratzinger quien, según los observadores vaticanos, al parecer, aludía especialmente a Venezuela y Bolivia.
En su último discurso en Brasil, el Papa criticó tanto al marxismo como al capitalismo, que prometieron unas estructuras justas que fomentarían la moralidad común, "pero esa promesa ideológica se ha demostrado que es falsa y los hechos lo ponen de manifiesto".
Despedida y fin de viaje
En su quinta y última jornada, el Papa inauguró la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe (CELAM) con una misa solemne en el santuario de Aparecida, en el estado de Sao Paulo.
Durante la ceremonia -a la que asistieron entre 150.000 y 250.000 fieles, una cifra inferior al medio millón previsto- el Pontífice convocó a todos los latinoamericanos a una nueva evangelización y dijo que la Iglesia "no hace proselitismo".
"Al dejar esta tierra bendecida de Brasil, se eleva en mi alma un himno de acción de gracias al Altísimo, que me permitió vivir aquí horas intensas e inolvidables", dijo el Papa en un breve discurso antes de emprender viaje de regreso a Roma en un "Boeing 777" de la aerolínea Alitalia.
Durante cinco jornadas de intensa actividad, se reunió con el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva; mantuvo un encuentro con 40.000 jóvenes en Sao Paulo y canonizó al promer santo brasileño, el fraile Antonio Sant'Anna de Galvao (1739-1822).
En una reunión con los obispos brasileños, el Papa pronunció un duro discurso en el que condenó la corrupción de los políticos, el egoísmo de los empresarios, los medios de comunicación que ironizan sobre la virginidad y hasta los desvíos sexuales dentro de la Iglesia. También arremetió contra los narcotraficantes en una visita a un centro de rehabilitación de drogodependientes
Fuente: Ecclesia Digital
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