Harto de las presiones y descalificaciones del sector más conservador de la jerarquía, el teólogo jesuita José María Castillo ha pedido, a sus 78 años, dejar la Compañía de Jesús. Una solicitud que se le acaba de conceder, según la comunicación que estos días enviará el provincial de la Bética a todos los jesuitas de la región.
Castillo, uno de los más importantes teólogos de la Compañía, adscrito a la corriente de la Teología de la Liberación, deja de ser jesuita, según el canon 691. No es una exclaustración ni una secularización, sino una «petición de indulto», para que se le libere de los votos de pobreza y obediencia.
Así, el teólogo se convierte jurídicamente en un cura «vago», según el canon 277. Un sacerdote que no depende jurídicamente de ningún obispo, pero que sigue siendo cura, obligado, por tanto, al celibato.
«Vago, libre y maleante para algunos», dice su amigo y teólogo Luis Alemán. «Castillo quiere recuperar su libertad para poder respirar, porque se asfixiaba. No tanto en la Compañía cuanto en el clima actual de la Iglesia española, en la que se siente perseguido por los obispos y los grupos más conservadores».
En 1988, Castillo fue castigado por Roma con la retirada de le venia docendi para poder dar clases en la Facultad de Teología de Granada. Pero siguió siendo santo y seña del sector más abierto de la Iglesia, al que ha alimentado con sus libros y sus posturas proféticas públicas.
Críticas vaticanas
Según Alemán, «las tres gotas que hicieron desbordar su vaso fueron la reciente admonición vaticana a Jon Sobrino, la negativa jerárquica a que publicase Espiritualidad para insatisfechos en la editorial Sal Terrae de los jesuitas, así como las continuas descalificaciones que recibía desde La linterna de la Iglesia, el programa de información religiosa de la COPE».
Entre los jesuitas se siente su marcha. «Sentimos que haya decidido separarse de la Compañía», dice la nota del provincial. Y la carta del rector de la Facultad de Teología de Granada le recuerda que en ella «tendrá siempre las puertas abiertas».
Como dice Alemán, «no se va rebotado contra la Compañía. Se va por higiene mental. Es un nuevo caso Boff. Como él, Castillo se ha visto tan presionado que ha decidido romper con todo por salvaguardar su libertad».
¿Un profeta menos o un profeta mejor?
Fuente: El Periodista Digital
No comments:
Post a Comment