Sunday, May 20, 2007

Un momento para la oración

Lucas 24, 46-53
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto. Yo os enviaré lo que mi Padre ha prometido; vosotros quedaos en la ciudad, hasta que os revistáis de la fuerza de lo alto." Después los sacó hacia Betania y, levantando las manos, los bendijo.Y mientras los bendecía se separó de ellos, subiendo hacia el cielo. Ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios.

¿Qué me está diciendo el Señor?
Reflexiones sobre la lectura de hoy

Me imagino que voy camino a Betania con Jesús y los discípulos. Él parece estar dándonos las últimas instrucciones. Estamos colmados de su amor; pero también de presagios.
Él renueva constantemente su promesa de la ayuda del Espíritu Santo, del Consolador, con poder desde lo alto.
Levanta su mano con el gesto familiar de la bendición - y súbitamente, ya no está.
Aunque parezca increíble, junto con mis compañeros, no sentimos desolación, sino felicidad.
De Espacio Sagrado

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