Friday, September 01, 2006

Harry Potter

Le preguntaron a Carlos Vallés SJ si ¿Ha leído usted a Harry Potter? ¿Es verdad que es incompatible con el cristianismo?

Los invito a conocer su respuesta

Sí lo he leído. Quiero saber lo que leen los jóvenes para entender a los jóvenes. Quiero saber qué clase de valores se proponen abierta o veladamente en esos libros para saber cómo se está formando la mente y la conciencia de la nueva generación. Charlando con mis compañeros jesuitas les dije el otro día que todos deberíamos leer Harry Potter, El Señor de los Anillos y La Guerra de las Galaxias, y se creyeron que lo decía en broma. Pero lo digo en serio. Nos estamos distanciando de los jóvenes y perdemos contacto. Además me he divertido en las aulas de Hogwarts, y me encantaría jugar al quidditch.

La publicación de Harry Potter and the Half-Blood Prince coincidió con la elección de Ratzinger como papa Benedicto XVI y eso sacó a la luz unas declaraciones que Ratzinger había hecho cuando era cardenal y en las que advertía de peligros de la lectura de Harry Potter. También se mencionó que en Polonia la Iglesia Católica había logrado que los libros de Harry Potter se retiraran de la campaña de alfabetización del gobierno.

No hay que asustarse de Voldemort. Pero algo hay. No es precisamente que se trate de brujos y brujas que sabemos están prohibidos en la Biblia (Levítico 19, 31; 20, 6, 27), aunque a mí me enseñaron en Tierra Santa la cueva en la que el mismo Saúl consultó a la pitonisa de Endor (I Samuel, 28, 7). Se trata más bien de dos objeciones: una es la falta de definición entre el bien y el mal que confunde criterios y personajes y parece decir que vale todo lo que le venga bien a uno para conseguir sus objetivos. Harry puede mentir y engañar y hacer trampas y saltarse las normas del colegio libremente, y todo lo que él haga está bien visto. La segunda objeción es la insinuación que el salir adelante en la vida no depende del trabajo, la inteligencia y el esfuerzo personal sino de la magia. Eso puede hacerle mucho daño al joven lector. Un crítico ha escrito: “No quisiera que mi hijo tomara a Harry Potter como modelo de conducta.” Es el icono cultural para la juventud de hoy. En mi tiempo eran san Luis Gonzaga y san Estanislao de Kostka.

Anécdota: Joanne Rowling accedió a los ruegos de su editor de no aparecer con su nombre completo como autora del libro, pues a los chicos no les gustaría que los vieran leyendo algo escrito por una mujer, y firmó su primer libro como J. K. Rowling. Luego, afortunadamente, pudo descubrir su identidad con todos los honores.

¿Y ustedes que opinan?

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