Friday, October 10, 2008

ELECCIONES BRASILEÑAS

“De hecho, el tránsito del dinero particular para los bolsos de los políticos por medio de las funciones públicas que ocupan, se combina en la tradición brasileña con el movimiento inverso, del dinero particular de los políticos a favor de los intereses particulares de los electores, justamente como compensación por la lealtad política de estos últimos. Es evidente que en este tránsito de riqueza por canales que pasan por el ejercicio de funciones públicas, es difícil distinguir que es dinero público y que es dinero particular. En el comportamiento político del pueblo, incluso de los electores, a lo largo de la historia política brasileña, esa distinción parece haber sido irrelevante. La política del favor, base y fundamento del Estado brasileño, no permite ni comporta la distinción entre lo público y lo privado.” (José de Sousa Martins) [1]



Casualmente cayó en mis manos este texto poco antes de las elecciones municipales brasileñas. Recordaba cuando lo leía, algunos acontecimientos vividos en el interior del país en las primeras elecciones presidenciales con Lula. Se enfrentaba en la época a Collor de Mello (presidente depuesto posteriormente con impeachment). En la interiorana ciudad del Paraná en donde residía, la carrera por la compra de votos fue increíble. Hasta filé miñón se distribuyó en las chabolas. Y que conste que pobre si se compromete, cumple. Cogió la carne, cogió el dinero, votará en quien prometió.


De vuelta a esa misma ciudad que casi ha duplicado el número de habitantes (me dicen que actualmente cuenta con 160.000 vecinos) me sorprende la actualidad del análisis, que José de Sousa hacía a principios de los 90. Parece incluso, por lo menos aquí en el interior del país, que se ha arraigado mucho más el clientelismo político y la cultura del favor. Y lo he podido vivir de cerca porque algunos conocidos y conocidas eran candidatos a concejales. Primero comprobar que prácticamente las mismas familias disputaban el ayuntamiento. Pasado de padres a hijos como si fuese una herencia, en veinte años parece no haber cambiado nada.


En segundo lugar la cantidad enorme de personas, que llaman a la puerta de los candidatos para pedir dinero o cualquier otra cosa a cambio del voto. Esto se vive en la calle, en el cuerpo a cuerpo. Puedo imaginar los conchabos entre bastidores de las oligarquías locales. Por otro lado un grupo de personas bien conceptuadas en la ciudad que también provienen de la clase media alta y del mundo académico, todos ellos católicos fervorosos (pertenecen al movimiento carismático) han creado un Partido Humanista que lucha por cambiar estas prácticas clientelistas y defender la ética en la política. Quien lo iba a decir, ellos que años atrás veían el Partido de los Trabajadores (partido del presidente Lula) como un bando de “comunistas” y radicales han cerrado una alianza con ellos y se presentan juntos a las elecciones, coincidiendo en la necesidad de abrir caminos para una nueva cultura política que verdaderamente fortalezca la democracia participativa. Claro que son minoría y han conseguido elegir apenas a 2 concejales.



Hay otra cosa que me parece importante aclarar, aquí nadie vota más en partidos. Las propuestas colectivas son bien parecidas en el discurso o inexistentes. Se vota a las personas no importando mucho la sigla que representan ni el programa propuesto. Al fin y al cabo, paira en el aire la certeza de que llegando al poder harán lo que quieran, sin importar en absoluto las promesas defendidas. De hecho es común en Brasil, frente a la pregunta “¿qué partido gobierna esta ciudad?”, recibir un “no se” como respuesta.


En medio a un esquema avanzado, famoso y eficiente de urnas electrónicas, Brasil se confronta con un atraso histórico que arrastra camuflado de innovación. Lo que Martins llama “fachada moderna”. Un clientelismo político que hoy es practicado por nuevas generaciones que alían modernas actividades económicas con viejos mecanismos de control del electorado. Continuamos en el país de los contrastes que enfrenta desafíos importantísimos y realiza numerosos esfuerzos en la búsqueda de un verdadero desarrollo que traiga justicia y dignidad para todos. Tal vez uno de los mayores retos sea éste, destartalar el poder de las oligarquías eternas.



Os decía la última vez que deseaba pasar las elecciones lejos y sumergida entre el barullo y olor de las araúcarias. Que conste que también las he disfrutado así. Os lo cuento mañana.


Lola Campos desde Brasil
Del blog "Trans-"
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[1] José de Souza Martins: Nacido en São Caetano do Sul el 24 de octubre de 1938. Sociólogo brasileño, profesor titular jubilado del Departamento de Sociologia de la Facultad de Filosofia, Letras y Ciencias Humanas de la Universidad de San Pablo, también profesor titular de la Cátedra Simón Bolivar de la Universidad de Cambridge, Inglaterra y miembro de Trinity Hall. El texto está extraído del libro “O Poder do Atraso” Ensaios de Sociologia da História Lenta, Sao Paulo 1994. Pág.19 (La traducción del texto es mía)

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