Sunday, October 12, 2008

La homilía de Betania: DIOS NOS INVITA A UNA FIESTA

Por José María Martín OSA


1.- El reino de Dios se parece a un banquete. Esta parábola es similar a la de los viñadores homicidas del domingo pasado. Su variante radica en la fiesta del rey. Es obvio que el rey es Dios, y que nos invita a todos a su fiesta. Los viñadores homicidas no aceptan el plan de Dios, tampoco lo aceptan aquellos que no quieren ir a la boda del hijo del rey. Para anunciar la salvación, para hablarnos del reino de Dios, Jesús y los profetas recurren frecuentemente a la imagen de un banquete: "un festín de manjares suculentos, un festín de vinos de solera" (Isaías, primera lectura), las bodas del príncipe heredero (evangelio). Por eso el evangelio es buena noticia, porque es la invitación al banquete de fiesta que Dios ha preparado para todos los hombres y los pueblos de la tierra. Y de ahí sacamos una consecuencia preciosa: el contenido del evangelio no es en primer lugar que los hombres deben ser buenos, sino que Dios es bueno para los hombres; no es un imperativo ético o una ley, sino un indicativo cargado de promesas y un anuncio gozoso.



2.- Aceptar la invitación es la única cosa que tenemos que hacer. La iglesia, lo mismo que hizo Jesús, debe presentarse a los hombres con la invitación en los labios y de ninguna manera con la ley por delante. Alterar este orden es corromper el evangelio y volver a caer en la esclavitud de la ley y en la justicia por las obras que predicaban los fariseos, siendo así que la novedad del mensaje de Jesús consiste en todo lo contrario. Porque Dios es el que salva y él tiene la iniciativa. El creyente es un hombre que va de fiesta, que ha aceptado una invitación y se ha puesto en camino. La única cosa que tenían que hacer era aceptar la invitación. Dios también nos da a todos nosotros la invitación de entrar en su Reino. Como los invitados, nosotros necesitamos aceptar la invitación de Dios. Podría sonar demasiado extraño este evangelio porque, ¿cómo es posible que alguien rechace la invitación a una boda donde habrá vino, música y buen ambiente? Al menos hoy día son pocos los que rechazarían esta oferta tan especial. Pero es claro que esta parábola Cristo nos la dibujó así para que comprendiésemos que todos estamos invitados a participar del gran banquete que celebrará en el cielo. Cuando nosotros aceptamos a Jesús, nuestras prioridades van a cambiar. Las cosas que eran más importantes antes de que aceptáramos no van a tener la misma importancia que nuestra relación con Él. ¿Cuál es la decisión que has tomado? ¿Has aceptado personalmente al Hijo de Dios, Jesucristo, confesándole a Él, que es tu Salvador y Señor, o todavía estás poniendo excusas para acercarte a Él? Hoy puede ser el día en que tú aceptes la invitación de Dios y entres en su Reino. ¿Qué te detiene?



3.- El verdadero traje de fiesta. Es verdad que Jesús nos dice que tenemos que prepararnos para participar en el banquete y que los invitados deben acudir vestidos de justicia y santidad, pero lo primero sigue siendo la invitación y ésta es siempre motivo de gozo. Sólo nos hace falta cumplir un requisito, que el evangelio pone como algo externo, pero que en realidad en las bodas se le da demasiada importancia: el vestido adecuado. Es necesario e indispensable entrar con el ajuar apropiado al gran banquete que Cristo nos invitará, este ajuar es la fraternidad. Por eso expulsaron de la boda al hombre que no llevaba el traje apropiado, porque no estaba dispuesto a compartir con los demás, porque seguía empeñado en vivir sumergido en su egoísmo. La conversión que Jesús predica, la penitencia, es un vuelco del corazón ante la sorprendente gracia de Dios que se acuerda de los pecadores y les invita al banquete que ha preparado. No tiene que ver nada con la tristeza del que se ve obligado a abandonar la "buena vida" o con la angustia del que teme un castigo.



4.- La alegría de participar en la fiesta. Podemos imaginarnos la sorpresa de los que fueron invitados en la plaza pública y acudieron al convite desde todos los caminos, la alegría tumultuosa al entrar en la sala del rey..., pues algo así es la alegría de los que creen y aceptan el evangelio. Es verdad que han de posponerlo todo y dejar muchas cosas ante la urgencia del Reino: las tierras, la casa, los negocios... pero lo dejan todo para acudir a una fiesta: ¡Dichosos los llamados a esa fiesta! Los que no entienden tanta alegría no entienden nada, no conocen el auténtico secreto del evangelio. Como no lo comprendieron ni lo aceptaron los primeros convidados de la parábola, los sumos senadores y sacerdotes de Israel, los fariseos que murmuraban porque Jesús se sentaba a beber y comer con los pecadores. No reconocen el despilfarro de la gracia de Dios en Jesucristo. Todos estos, por su culpa, se quedan sin probar bocado del banquete que les había sido preparado. En la eucaristía anticipamos el banquete del Reino de Dios. En la Eucaristía hacemos lo que Jesús nos ordenó que hiciéramos en su memoria, y en ella anticipamos la gloria que nos ha prometido, por eso es una fiesta. Convertir la eucaristía en una simple obligación es aguar su carácter festivo y desfigurar por completo su sentido. Es volver a las andadas y empezar a recorrer el camino viejo que no conduce a ninguna parte, el camino de la ley y de las obras de la ley.

2 comments:

Anonymous said...

Fuimos invitados a un banquete pero no habían baños para los comensales. Fuimos invitados a una vigilia donde habia gran cantidad de personas pero las mujeres de la limpieza de los baños decidieron cerrarlos a los peregrinos, la razón: no había luz, cosa que había sucedido otras veces, pero agregaban que no había tampoco agua porque la bomba trabajaba con luz, cosa que también había sucedido otras veces pero en esas ocasiones a nadie se le ocurrió cerrar los baños, y enviar a los peregrinos a buscar un lugar oscurito en el monte, para hacer sus necesidades con la advertencia de cuidarse de las culebras, a mi me mandaron a apretar el rabo, si asi como lo oyen, me pregunto que no le dirian a los peregrinos que no entienden castellano. En la casa de la Virgen de Betania, en la casa de Dios, la caridad cristiana brilla por su ausencia, el principal de los derechos humanos: la satisfaccion de necesidades humans primarias fue sistematicamente violado a los peregrinos de esa vigilia. Yo ante la invitación de ir al monte y tener cuidado con las culebras decidi muy a mi pesar regresar a casa y perderme el final de la Hora Santa.
La culpa no fue de estas tres o cuatro personas tan ignorantes que custodiaban los baños para que los peregrinos no los usaran, sino de quien los puso a cuidarlos. Quizas estas personas no entienden de colon irritable, ni de celiacos, ni problemas de vegiga, y quizas ademas esten acostumbrados a ir al monte a hacer sus necesidades, pues ni baño tienen en casa, pero lo cierto es que en vez de haber sido como debia de haber sido una noche de gran fiesta y banquete con el Señor y su Santisima Madre, fue una noche bastante desagradable. Pusieron a las personas de la limpieza a atender los baños, algo así como zamuros cuidando carne, ni gafos que fueran, ante la posibilidad de no limpiar los baños prefirieron enviar a los peregrinos al monte. Lo peor fue que ante la amenaza de hablar con el padre Oti y las religiosas que lo ayudan, respondieron a gritos: !Hable con quien quiera¡ ¡El mismo nos ordenó cerrar los baños! No puedo creer esto pero di esto es así que les puedo decir, no pude hablar con el Padre pues estaba en la Hora Santa y mi vegiga ya no podia esperar más asi que a las 12 y 30 agarre el carro, con lluvia torrencial y regrese a Caracas.
Alguna autoridad eclesiastica tiene que tomar cartas en el asunto para las proximas vigilias, primero poner a gente en el baño de cierta educación para atender a los peregrinos, que por supuesto no sea la misma que limpia los baños, esta que se dedique a limpiar y limpiar bien porque el olor nauseabundo que despedian los
baños era insoportable y eso que a las nueve y pico de la noche apenas iniciada la vigilia sucedió lo de la caida del arbol sobre unos cables de alta tensión.
Por lo demas la Gobernación o la Alcaldia a quien corresponda tiene que poner una guardia en el lugar que ponga orden y evite estos desmanes porque a pesar de que cuando llegamos vi un guardia con linterna que acompaño a unos peregrinos a bajar unas escaleras despues desapareció no había ninguna guardia, el estacionamiento oscuro como boca de lobo, los peregrinos haciendo equilibrios para no tropezar y caerse por el camino. En fin que les puedo decir,......

Anonymous said...

Fuimos invitados a un banquete pero no habían baños para los comensales. Fuimos invitados a una vigilia donde habia gran cantidad de personas pero las mujeres de la limpieza de los baños decidieron cerrarlos a los peregrinos, la razón: no había luz, cosa que había sucedido otras veces, pero agregaban que no había tampoco agua porque la bomba trabajaba con luz, cosa que también había sucedido otras veces pero en esas ocasiones a nadie se le ocurrió cerrar los baños, y enviar a los peregrinos a buscar un lugar oscurito en el monte, para hacer sus necesidades con la advertencia de cuidarse de las culebras, a mi me mandaron a apretar el rabo, si asi como lo oyen, me pregunto que no le dirian a los peregrinos que no entienden castellano. En la casa de la Virgen de Betania, en la casa de Dios, la caridad cristiana brilla por su ausencia, el principal de los derechos humanos: la satisfaccion de necesidades humans primarias fue sistematicamente violado a los peregrinos de esa vigilia. Yo ante la invitación de ir al monte y tener cuidado con las culebras decidi muy a mi pesar regresar a casa y perderme el final de la Hora Santa.
La culpa no fue de estas tres o cuatro personas tan ignorantes que custodiaban los baños para que los peregrinos no los usaran, sino de quien los puso a cuidarlos. Quizas estas personas no entienden de colon irritable, ni de celiacos, ni problemas de vegiga, y quizas ademas esten acostumbrados a ir al monte a hacer sus necesidades, pues ni baño tienen en casa, pero lo cierto es que en vez de haber sido como debia de haber sido una noche de gran fiesta y banquete con el Señor y su Santisima Madre, fue una noche bastante desagradable. Pusieron a las personas de la limpieza a atender los baños, algo así como zamuros cuidando carne, ni gafos que fueran, ante la posibilidad de no limpiar los baños prefirieron enviar a los peregrinos al monte. Lo peor fue que ante la amenaza de hablar con el padre Oti y las religiosas que lo ayudan, respondieron a gritos: !Hable con quien quiera¡ ¡El mismo nos ordenó cerrar los baños! No puedo creer esto pero di esto es así que les puedo decir, no pude hablar con el Padre pues estaba en la Hora Santa y mi vegiga ya no podia esperar más asi que a las 12 y 30 agarre el carro, con lluvia torrencial y regrese a Caracas.
Alguna autoridad eclesiastica tiene que tomar cartas en el asunto para las proximas vigilias, primero poner a gente en el baño de cierta educación para atender a los peregrinos, que por supuesto no sea la misma que limpia los baños, esta que se dedique a limpiar y limpiar bien porque el olor nauseabundo que despedian los
baños era insoportable y eso que a las nueve y pico de la noche apenas iniciada la vigilia sucedió lo de la caida del arbol sobre unos cables de alta tensión.
Por lo demas la Gobernación o la Alcaldia a quien corresponda tiene que poner una guardia en el lugar que ponga orden y evite estos desmanes porque a pesar de que cuando llegamos vi un guardia con linterna que acompaño a unos peregrinos a bajar unas escaleras despues desapareció no había ninguna guardia, el estacionamiento oscuro como boca de lobo, los peregrinos haciendo equilibrios para no tropezar y caerse por el camino. En fin que les puedo decir,......