Sunday, October 19, 2008

La homilía de Betania: DIOS Y EL CÉSAR, FE Y MUNDO, ¿REALIDADES INCOMPATIBLES?

Por José María Martín OSA


1.- Ciro, el Ungido salvador. Con la llegada al trono de Persia del rey Ciro los israelitas pudieron vivir con más libertad, pues les permitió la práctica de su religión y permitió que muchos pudieran volver a su tierra tras el exilio. La figura de Ciro se contrapone a los reyes babilónicos. El Profeta nos presenta a Ciro, llamado por Dios a realizar un plan de salvación. Es propio de los Profetas darnos la historia humana en clave teológica. La Historia Universal verá en Ciro uno de los célebres y orgullosos conquistadores. El Profeta ve en Ciro el instrumento que Dios se escoge. Ciro no honra, ni siquiera conoce a Yahvé, pero Yahvé le elige, le toma de la mano, le hace su Ungido. Dios, por tanto, va a suscitar en el mundo pagano a la vista de Israel un tipo y esbozo del Mesías-Salvador o Ungido. Con esto prefigura al que nos dará la definitiva y plena libertad y salvación: Cristo-Jesús. Otra finalidad encierra la elección de Ciro: debe preparar el triunfo de Yahvé. Día vendrá en que el Dios único y verdadero de Israel debe ser conocido y adorado por todos los hombres. Ciro, al tiempo que hace posible la resurrección de Israel, contribuye como el que más a que se extienda por todo el mundo la gloria del Dios único. Ciro no es consciente de la obra providencial para la que Dios le ha elegido. Dios quiere que sea él quien acabe con el poder opresor de Israel: el Imperio babilónico. Que sea él quien otorgue libertad a Israel a fin de que el pueblo elegido pueda sobrevivir y ser el testigo y mensajero de Dios en el mundo.



2.- Pablo, misionero por vocación. Se cumplen 2000 años del nacimiento del “Apóstol de los gentiles”. Desde su encuentro personal con Cristo asumió la vocación y la misión que El le encomendaba. Probablemente esta Carta a los Tesalonicenses es la más antigua entre las que conocemos de Pablo, posiblemente el escrito más antiguo del N. T. La escribe en Atenas o Corinto el año 50. El saludo a la Comunidad cristiana de Tesalónica armoniza Antiguo y Nuevo Testamento, mundo judío y mundo griego. La Comunidad es una Asamblea, una Iglesia unida en Dios Padre y en Cristo Jesús. Y Pablo la saluda con augurios de Gracia y Paz. Gracia (jaris) era el saludo helénico. Paz (shalom) era el saludo semita. Pablo une los dos augurios de: Gracia y Paz dándoles ya la plenitud teológica cristiana. Por vez primera hallamos la tríada de las virtudes teologales. Pablo felicita a los Tesalonicenses por su fe actuante, su esperanza firme, su caridad desvelada. Pablo infundía en sus cristianos este dinamismo porque él predicaba el Evangelio no sólo con palabras, sino también con Espíritu Santo. Necesitamos, pues, mensajeros de Cristo que puedan decir como Pablo: “No os anunciamos el Evangelio sólo con palabras, sino también con Espíritu Santo y con plena eficacia”. Palabra y Espíritu, Evangelio y Eucaristía, forman el binomio indisociable así del creyente como del mensajero de la fe. Pablo, nos dice el lema del Domund de este año, fue misionero por vocación. Nos recuerda a todos nosotros que nunca debemos olvidar que todo cristiano debe ser misionero en el ambiente en que se mueve.



3.- Respeto a la autoridad y a los derechos inalienables de la persona. Los Herodianos, de acuerdo en esto con los Fariseos, tienden un lazo a Jesús. Los Herodianos eran partidarios de la Dinastía de Herodes y, por tanto, de la política de Roma. Y son ellos los designados para denunciar a la autoridad romana la respuesta hostil al César que prevén va a pronunciar Jesús. Sin embargo, Jesús está muy por encima de toda política; les responde en razón de la moneda que ellos mismos le presentan. Aquella moneda es el símbolo de una autoridad que ellos prácticamente acatan. El cumplir los deberes de sumisión con aquella autoridad civil en nada se opone a que cumplan los deberes que les ligan a la autoridad suprema de Dios. El Concilio para orientarnos en situaciones difíciles nos dice: “La Iglesia, que por razón de su misión y de su competencia no se confunde en modo alguno con la comunidad política ni está atada a sistema político alguno, es a la vez signo y salvaguardia del carácter trascendente de la persona humana”(G. S. 76). El Evangelio, por tanto, no crea ni rebeldes ni esclavos. El Evangelio predica y exige el máximo respeto a todo derecho: al derecho de la autoridad, pero también a los derechos inalienables e inviolables de la persona humana.



4.- Jesús nos propone otra respuesta desconcertante: el ser humano debe reconocer a Dios como único Señor, pues es en el ser humano donde Dios ha dejado su imagen. Para el ser humano sólo Dios debe ser su Señor. Jesús a tan liosos interrogadores les responde contestando no a lo que preguntan sino a lo que debían haber preguntado. Y de ahí el acento que pone Jesús en el segundo miembro de su respuesta: “Dad a Dios lo que a Dios pertenece”. Muchas veces este Evangelio se explica para hablar de las relaciones entre Dios y el mundo, Dios y la sociedad. Para los judíos pagar estos impuestos era un insulto a Dios. Su sociedad tenía una organización teocrática donde Dios era su único y exclusivo rey. Lo que se está tratando en este Evangelio no es la mera obligación de pagar o no pagar impuestos al invasor. Su contenido es mucho más profundo. Es el reconocimiento de quién tiene poder sobre ti y tu vida. El laicismo exacerbado, que algunos líderes políticos defienden, es una actitud con visos de un cierto fanatismo, de exclusión de la Religión de la vida y del Estado. Es pues, una contradicción y una degradación del concepto de laico, al dividir y separar estas dos dimensiones del ser humano: lo profano y lo sagrado, dejando esto último al ámbito de lo privado y prohibiendo cualquier manifestación pública de la fe. Sin embargo, el cristiano debe dar testimonio de su fe, respetar también las demás formas religiosas, pero nadie puede impedirle que pueda públicamente celebrar lo que cree y que se comprometa desde su fe a la transformación del mundo.

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