Sunday, October 12, 2008

La homilía de Betania: EL HUMORISMO DE DIOS

Por José María Maruri, SJ


1.- El Señor vuelve a decirle a la jerarquía religiosa de su tiempo que han perdido el tren, que el Reino no va a ser para ellos. Sino para otros que serán invitados. Pero al tiempo dice a los nuevos invitados que hay ciertas formas para participar en el banquete… que si las prostitutas, los estafadores y los macarras están todos invitados, pero dejando sus malos modos y costumbres.



2.- Yo me preguntaría si nosotros, invitados de aluvión, en el ejercicio de nuestra fe estamos participando en una alegre fiesta o en un entierro de tercera.

--Porque hay muchos de la Escuela del Greco, con caras alargadas; o parientes de don Quintín el “Amargao”, con una sonrisa fúnebre.

--Gente tan seria que no sólo no saben besar a un niño sino que en lugar de preguntarle, sencillamente, por su mamá, le preguntan por su progenitora.

--Gente que olvida que la entrada de Dios en nuestro mundo fue anunciada a los pastores como una gran alegría para todo el pueblo, que miran con recelo la escena de las Bodas de Caná, donde el mismo Jesús regó la alegría de sus paisanos con 600 litros de vino y no uno cualquiera, si no un Vega Sicilia (*) de esos tiempos

--Cristianos que aseguran que Jesús nunca se rió, olvidando que los niños se abalanzaban a Él, y él los besaba y abrazaba…¿y que niño se deja acariciar por un hombre adusto, frío y tenebroso?. Tal vez. Los niños huían de San Juan Bautista como del Coco, pero a Jesús se los espantaban de encima los apóstoles.



3.- La alegría es una cosa tan seria que el Señor promete a sus seguidores: “Volveré a veros y se alegrará vuestro corazón, y nadie os podrá quitar vuestra alegría…”

**Una alegría que se hace risa, no risotada brotada a borbotones sucios y espesos de cloaca de un corazón podrido, risa salida de un corazón sencillo, risa de niño, de niños del Reino.

**Sonrisa que naciendo de dentro ilumina y embellece el rostro más feo. No sonrisa electoral, hipócrita y falsa, sonrisa de Dios, porque Dios también sonríe.

En cada misa pedimos al Señor, con respecto a nuestros seres que están con el Señor que “les muestre la luz de tu rostro” y la luz que ilumina la cara es la sonrisa, bien decimos: “se le iluminó la cara con un amplia sonrisa”.



4.- Risa, sonrisa, humorismo… para no tomarnos a nosotros demasiado en serio, saber reírnos de nosotros mismos, de nuestros pavoneos, de nuestra ciencia, de lo buenos que somos… Reírnos antes de que se rían de nosotros.

--Humorismo que sabe mirar las cosas a distancia y en su justo valor, que no hace tragedia de lo que en realidad se podría escribir una comedia de Muñoz Seca.

--Humorismo a lo divino, porque Dios es un gran humorista. No habéis visto que el que hizo montes, valles y ríos, y creó preciosos animales como el león y el caballo, ha sabido reírse creando la jirafa, el avestruz, el camello o el mono saltarín.

--Humorismo cercano al humor negro cuando nos hace a nosotros colaboradores suyos en su obra de creación y redención…


Somos invitados a un banquete de bodas donde con el vino abunda la risa franca, el buen humor, la alegría… Que no nos tenga que echar el Señor del banquete, como tal vez echó a aquel, en la parábola, por ser un aguafiestas.


Acabo con esta oración de Santo Tomás Moro, que supo decir a su verdugo: “al cortar mi cabeza no cortes mi barba, que ella no tiene culpa de nada.


5.- ORACIÓN DE SANTO TOMÁS MORO

«Señor:
Dame una buena digestión
y naturalmente alguna cosa que digerir.
Dame la salud del cuerpo
con el buen humor necesario para mantenerla.
Dame un alma sana, Señor,
que tenga siempre ante los ojos lo que es bueno y puro,
de manera que frente al pecado no me escandalice,
sino que sepa encontrar la forma de ponerle remedio.
Dame un alma que no conozca el aburrimiento,
los refunfuños, los suspiros y los lamentos
y no permitas que me tome demasiado en serio
esa cosa tan invasora que se llama "yo".
Dame el sentido del humorismo,
dame el don de saber reír de un chiste,
a fin de que sepa traer un poco de alegría a la vida
y hacer partícipes a los otros.
Amén».


(*) El vino de la marca “Vega Sicilia” está considerado como el mejor de cuantos se producen en España y tiene un alto precio.

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