Tuesday, October 21, 2008

Mditando con los santos y beatos del día: B. LAURA DE SANTA CATALINA DE SIENA



Hoy, 21 de octubre, la Iglesia conmemora a la BEATA LAURA MONTOYA UPEGUI- (de Santa Catalina de Siena, en el convento) - quien nació para el cielo en un día como hoy de 1949 en Medellín, Colombia. Oriunda de Jericó, Antioquia, en Colombia, en el año 1874, fue religiosa y fundadora de la Congregación de las Misioneras de Maria Inmaculada y Santa Catalina de Siena. En el año 2004 el Papa Juan Pablo II la declaró beata. Actualmente su Congregación se extiende por 19 países de América, frica y Europa en donde sus misioneras trabajan distribuidas en 90 casas.
Hoy también la Iglesia conmemora el martirio de SANTA RSULA y once compañeras, que tuviera lugar en la ciudad de Colonia, Alemania, entre el siglo III y IV. Nacida probablemente en Inglaterra, fue una joven cristiana que hizo voto de virginidad y decidió consagrarse al servicio de Dios. Una lectura errónea de un manuscrito habría convertido a sus once compañeras mártires en "once mil vírgenes". La congregación de las Ursulinas, fundada por Ángela de Médicis, tomó su nombre. Es patrona de la juventud y se le invoca para tener buen matrimonio. Unidos, pues, a las Religiosas Ursulinas y a la Iglesia Mexicana, brindemos nuestro cálido aplauso a Santa Úrsula y a la Beata Laura Montoya.


Meditación

QUERIDA BEATA LAURA MONTOYA: naciste en el seno de una familia profundamente cristiana. La lectura de la Biblia te fue llevando por el camino de la oración contemplativa y despertando en tí el deseo de hacerte religiosa. A los 16 años ingresas en la Normal de Medellín, llegando a graduarte como maestra. Pero tu corazón empezó a volar hacia otras metas. Los habitantes más pobres de la selva empezaron a ocupar un lugar privilegiado en tus proyectos hasta que decides consagrarte a ellos. Pero para esto, necesitabas "mujeres intrépidas y valientes que pudieran asimilar su vida a la de esta gente sencilla para levantarla hacia Dios". Esto te llevó a fundar, la congregación de Las Misioneras de María Inmaculada y, con un grupo de ellas, partes hacia la selva para realizar "la Obra de los Indios", como tu cariñosamente la llamabas. Buscabas insertarte en su cultura, vivir como ellos, en pobreza y humildad y así poder derrumbar el muro de discriminación racial que mantenían algunos líderes civiles y religiosos de la época. Eliges como celda los bosques y cañadas, la enmarañada selva, en donde con facilidad encontrabas a Dios. A tus hermanas les decías: "No tienen sagrario pero tienen la naturaleza. Aunque la presencia de Dios es distinta, en ambas partes está". Y así, inflamada en el amor de Dios y el anhelo de extender la fe hasta los más remotos e inaccesibles lugares, luego de larga y penosa agonía, te dormiste en el Señor.
Radio Vaticano

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