Cardenal Dziwisz, ex secretario del Papa polaco
"Benedicto XVI continúa una senda, pero no imita al Papa Wojtyla"
"El padre del cambio en Polonia y en la Europa del Este fue sin dudas Juan Pablo II". Así de categórico fue el cardenal Estanislao Dziwisz, ex secretario del Papa polaco, al referirse al papel que jugó Karol Wojtyla en el colapso del socialismo real y la caída del Muro de Berlín, durante una charla con Clarín en el inicio de una visita al país para dar charlas y recibir el doctorado Honoris Causa de la UCA, invitado por la cátedra Juan Pablo II. Dziwisz -quien asistió a lo largo de 40 años al carismático pontífice- admitió que hay quienes quieren relegar el protagonismo de Juan Pablo II en la caída del imperio soviético. Lo entrevista Sergio Rubin en Clarín.
¿El gran carisma de Juan Pablo II no condiciona de alguna manera el pontificado de Benedicto XVI?
Son dos personalidades distintas. Cada uno tiene su carisma. Benedicto XVI continúa una senda, pero no lo imita. Es un hombre de una gran personalidad y de una gran cultura, que sabe cómo llevar las cosas adelante. Enfrenta nuevos problemas teniendo en cuenta el legado de los Papas anteriores, entre ellos Juan Pablo II, que lo apreciaba muchísimo y del cual fue su gran colaborador. Y que en diferentes momentos le pidió sus consejos. Era una colaboración perfecta: Ratzinger no buscaba darle el gusto a Juan Pablo II, sino ayudarlo a solucionar los problemas de la Iglesia.
¿Benedicto XVI expresa el pensamiento de Juan Pablo II?
Seguramente el Papa alemán tiene su sello propio porque, como dije, es un hombre de una gran personalidad y cultura.
A raíz de la conmemoración de los 20 años de la caída del Muro de Berlín, el ex presidente polaco Lech Walesa se quejó de que no se le dio suficiente relevancia al papel que jugó Juan Pablo II.
Es que siempre hay personas que quieren falsificar la historia. El padre de todo el cambio en Polonia y en la Europa del Este fue sin dudas Juan Pablo II. Padrinos puede haber muchos, padre uno sólo. Pero no era un revolucionario, sino un mensajero de la libertad y de la solidaridad, de los derechos del hombre y de las naciones y de un cambio.
Entonces, ¿cuál fue el secreto del éxito de su prédica en el Este?
Primero, la oración, su gran confianza en Dios. Después, su fuerza en querer liberar del miedo. Los totalitarismos gobiernan con el miedo. La gente entendió que podía hacer algo porque estaba llamada a ser libre y ejercer sus derechos. El había proclamado en Roma que el futuro de las naciones no era el marxismo, o sea, la lucha de clases, sino los derechos humanos y la solidaridad entre los hombres y las naciones.
¿Quién creía Juan Pablo II que mandó atentar contra él?
Es un secreto indescifrable hasta hoy. Quizá en un futuro se esclarezca. Pero no creo que haya necesidad de saber quiénes fueron los artífices. Juan Pablo II lo dijo bien: la Iglesia tenía necesidad de la sangre del Papa.
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