Nuestra vida puede resultar como un viaje desconfortable. Incluso podemos sentirnos extraviados. En esos momentos, no se trata de qué podemos hacer para recuperar la dirección de nuestro viaje, sino de permitir que se haga la voluntad de Dios. Podemos preocuparnos tanto, que perderemos los momentos de belleza y paz que se nos regala a lo largo del camino. La vida puede parecernos una selva; pero esa no es nunca el relato completo. Los malos momentos terminan. Esto no es para ayudarte, o para minimizar las dificultades. Es sencillamente una declaración de realidad y de esperanza. Los malos momentos terminan.
"Por supuesto que conozco los planes que tengo para tí, dice el Señor, planes para tu bienestar y no para herirte, sino para darte un futuro lleno de esperanza" (Jeremías 19:11)
Brendan Mc Manus SJ y Jim Deeds
Espacio Sagrado
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