Monday, January 15, 2007

Algo sobre lo que pensar y rezar esta semana:


Cada uno de nosotros puede ser una "persona-sí" o una "persona-no". Cuando nos solicitan algo, algunos encuentran razones para no hacerlo; otros dicen sí por instinto. Muchos de nosotros creemos que Dios es un "persona-no", alguien que nunca está totalmente satisfecho.

San Pablo (II Cor. I, 18) nos entrega otra visión: "En Dios la respuesta es siempre Sí". Al sanar al paralítico, Jesús se nos presenta como el positivo, el que da la vida, nos libera para que actuemos, y nos dice "Sí". Miren hacia atrás por un momento. Su primer milagro fue convertir el agua en vino, de modo que la fiesta continuara.

Los que se le aproximan a menudo se sienten mal, avergonzados y culpables. Magdalena se arrodilla en silencio a sus pies. Jesús le dice: "Tú has amado mucho, tú estás bien". Un leproso se presenta ante Él buscando sanar. Jesús lo toca y le dice: "Sí, tú estás bien". La mujer sorprendida en adulterio, o la samaritana que tenía cinco maridos, o los niños bulliciosos que molestaban a los apóstoles, aparecen frente a Él sin saber lo que iba a decir. Él dice: "Sí, vayan en paz, están bien". San Pedro lo ha traicionado; se encuentra con Él resucitado, sin saber cómo lo va a recibir.

Jesús le dice: "Sé que me amas, apacienta mis ovejas, tú estas bien"

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