Sunday, January 21, 2007

Un momento para la oración


Lucas 4, 14-21
En aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu; y su fama se extendio por toda la comarca. Enseñaba en las sinagogas y todos lo alababan. Fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el libro del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos la vista. Para dar libertad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia del Señor." Y, enrollando el libro, lo devolvió al que le ayudaba y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él. Y él se puso a decirles: "Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oir."

¿Qué me estás diciendo, Señor?

Pensamientos sobre el pasaje de hoy

Durante estos breves minutos, la historia se detiene. Jesús, en la sinagoga de su pueblo natal, se levanta para leer la majestuosa Profesía de Isaías. Devuelve el libro al ayudante y toma asiento, en la postura solemne de un maestro. El Ungido, el Mesías, ha llegado y se ha presentado.

Contemplo el desarrollo de esta escena, la tensión de Jesús al presentarse, la congregación sobrecogida, y luego la mezcla de entusiasmo y rechazo.

¿Cómo reacciono yo?
De Espacio Sagrado

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