Tuesday, January 09, 2007



Marcos 1, 21-28
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos entraron en Cafarnaún, y cuando el sábado siguiente fue a la sinagoga a enseñar, se quedaron asombrados de su doctrina, porque no enseñaba como los escribas, sino con autoridad. Estaba precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar: "¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios." Jesús lo increpó: "Cállate y sal de él." El espíritu inmundo lo retorció y, dando un grito muy fuerte, salió. Todos se preguntaron estupefactos: "¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo. Hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen." Su fama se extendió en seguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.

¿Qué me estás diciendo, Señor?

Pensamientos sobre el pasaje de hoy

Jesús enseñaba con autoridad, y esa autoridad salía de su persona. Aquí podemos ver lo que significa ser plenamente humano: compasivo, valiente, amoroso, apasionado por la justicia y atento a lo que se encuentra en el corazón de los hombres.

Es a través de observarlo y considerando sus palabras y su conducta, la forma en que aprenderé lo qué significa ser una persona realmente humana.
De Espacio Sagrado

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