Tuesday, January 23, 2007

¿Quién espiaba a Karol Wojtyla?


Cuenta Gigi Riva en L'Expresso que Wojdyla, escrito así. En 1949 el futuro Papa era un nombre mal escrito en los informes a la policía secreta de un infiel sacerdote de la curia de Cracovia. Pero aprenderían a conocerlo muy bien y a no equivocarse en los siguientes cuarenta años, hasta la muerte del régimen, durante los cuales su vida fue escuchada, filmada, seguida, seccionada “horas 24” como se dice en jerga militar.

Día y noche. Donde sea. En Polonia y en Roma. En los aeropuertos y en los trenes. Una tupida red que involucró, en postas y sin solución de continuidad decenas de decenas de agentes, infiltrados, sacerdotes, periodistas, intelectuales, obreros, empleados, secretarios, administradores. Conocidos, vecinos, algunos amigos que se trajo a Italia.

Se sabía, porque no podía ser de otro modo. Ahora están las pruebas de la telaraña extendida en torno al seminarista, que sucesivamente fue sacerdote, obispo, cardenal, Papa; gracias a los documentos hallados entre los 90 kilómetros de cartas del Instituto Polaco de la Memoria Nacional. El mismo de donde salieron los dossiers que obligaron a la dimisión por colaboracionismo, el pasado 7 de enero, al apenas nombrado arzobispo de Varsovia – monseñor Stanislaw Wielgus, 67 años – y que ha llevado a la Iglesia polaca a buscar en el pasado de todos sus prelados.

Sobre Karol Wojtyla hay en los dossiers un hueco inexplicable relacionado al atentado de Ali Agca del 1981. Sólo pocos fragmentos, de escaso interés. El historiador Andrzej Friszke considera probable que “los servicios polacos no tengan que ver con el atentado, habría sido para ellos demasiado riesgoso”. Y si en esa jungla de dossier no hay ni siquiera un informe detallado, él invita a “buscar en Moscú”.

Su colega el historiador Andrzej Paczkowski, miembro durante seis años en el consejo del Instituto de la Memoria Nacional, recuerda que muchos documentos referentes a la Iglesia fueron deliberadamente destruidos. Pero advierte: “Los archivos han sido reunificados en el 2000. Hemos empleados tres años sólo para reorganizarlos; y los estudiosos ya van trabajando otros tres. Será necesario mucho tiempo incluso sólo para leer todo”.

No faltarán las sorpresas. A muchos les gustaría dar un nombre a “Seneka”, agente activo entre Cracovia y Roma, muy cercano al Papa. ¿Un filósofo? Claro que sobre el nombre “Wojtyla”, el más goloso, se haya desde el inicio concentrado el interés. Pero ahora es fácil, en el mundo, no sólo en Polonia, decir “Wojtyla”. Entonces, en la post-guerra inmediata, era un desconocido que podía inducir al error, podía volverse “Wojdyla”. Y desde aquí inicia nuestra historia.

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