Marcos 3, 31-35
En aquel tiempo, llegaron la madre y los hermanos de Jesús y desde fuera lo mandaron llamar. La gente que tenía sentada alrededor le dijo: "Mira, tu madre y tus hermanos están fuera y te buscan." Les contestó: "¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?" Y, paseando la mirada por los que lo rodeaban, dijo: "Éstos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre."
¿Qué me estás diciendo, Señor?
Pensamientos sobre el pasaje de hoy
Señor, escucho en tu voz gentileza, no dureza. Bendeciste a María no por el lazo de sangre contigo, sino porque ella fue la esclava del Señor, aquella cuya respuesta al ángel inició la Encarnación.
En una cultura donde los lazos de sangre eran muy fuertes, tus palabras señalaron relaciones más profundas, como las que deseo tener contigo.
De Espacio Sagrado
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