Tuesday, January 16, 2007

Pinceladas sobre la historia de la separación de los cristianos y sobre el ecumenismo

"Unitatis Redintegratio"

Desde el Concilio Vaticano II, de cuya clausura se han cumplido ahora 41 años, la Iglesia Católica asume como prioridad la acción ecuménica y se suma al movimiento ecuménico, definido en el decreto conciliar "Unitatis Redintegratio" ("La recuperación de la unidad") como "el conjunto de esfuerzos realizados bajo el impulso del Espíritu Santo con el fin de restaurar la unidad de todos los cristianos".

En este empeño y compromiso del movimiento ecuménico participan quienes "invocamos al Dios Uno y Trino y confesamos a Jesucristo como Señor y Salvador".

Según este mismo documento conciliar, uno de los más emblemáticos del Vaticano II, la práctica del ecumenismo tiene seis caminos: 1/ La reforma de la Iglesia, 2/ La conversión del corazón, 3/La oración constante y unánime, 4/El conocimiento mutuo de los hermanos, 5/La formación ecuménica y 6/La cooperación entre los hermanos cristianos.

Se dice con frecuencia que es más lo que une que lo que más separa. Y es cierto y la acción ecuménica habrá de contribuir a conocer y reconocer esta realidad. Se ha dicho también que la oración es el medio o el camino y que la unidad es la meta. De ahí la importancia de esta Semana de oración por la unidad de los cristianos.

El diálogo teológico intercristiano es uno de los grandes instrumentos ecuménicos, que a lo largo de estos cuarenta años ha dado algunos e importantes frutos, como, en 1999, la declaración conjunta entre la Iglesia Católica y la Iglesia Reformada Luterana a propósito de la Justificación, o la reciente declaración anglicano-católica sobre el papel y misión de María, suscrito en febrero de 2005.

El Papa Benedicto XVI, cuyo origen alemán nos permite deducir fácilmente lo bien que conoce el drama real y concreto de la separación de los cristianos, ha situado el ecumenismo como primera prioridad de su ministerio apostólico petrino. Pero no sólo de él depende el logro de esta prioridad.

Todos los cristianos debemos sumarnos afectiva y efectivamente a ella mediante la oración, el compromiso y el trabajo por la unidad. "Que todos sean uno": he aquí la plegaria y el afán de todos los cristianos. (Jesús de las Heras Muela - Director de ECCLESIA)

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