Monday, January 29, 2007

Un momento para la oración...



Salmo 30(29): 5-13
Que sus fieles canten al Señor, y den gracias a su Nombre santo, porque su enojo dura unos momentos, y su bondad toda una vida. Al caer la tarde nos visita el llanto, pero a la mañana es un grito de alegría. Cuando me iba bien, decía entre mí: "Nada jamás me perturbará". Por tu favor, Señor, yo me mantenía como plantado en montes poderosos; apenas escondiste tu rostro, vacilé. A Ti clamé, Señor, a mi Dios supliqué. ¿Qué ganas si me muero y me bajan al hoyo? ¿Podrá cantar el polvo tu alabanza o pregonar tu felicidad? ¡Escúchame, Señor, y ten piedad de mí; sé, Señor, mi socorro! Tú has cambiado mi duelo en una danza, me quitaste el luto y me ceñiste de alegría. Así mi corazón te cantará sin callarse jamás. ¡Señor, mi Dios, por siempre te alabaré!

¿Qué me estás diciendo, Señor?

Pensamientos sobre el pasaje de hoy

En este Salmo se reflejan ciclos de mi vida espiritual: tiempos de prosperidad cuando creo que "nada me perturbará", y tiempos de consternación y desolación. Tú, Señor, eres mi roca, mi estabilidad. Enséñame a reconocer que estos ciclos pasan: "al caer la tarde nos visita el llanto, pero a la mañana es un grito de alegría".

Mi amor por Ti no se basa en mi ánimo, sino nace de mi fidelidad.
De Espacio Sagrado

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