Cuenta Iñigo Domínguez en El Correo que Benedicto XVI no da muchas noticias ni pone fáciles los análisis de tendencias, por eso es más curioso y novedoso un movimiento muy claro que está teniendo lugar desde hace meses: el Vaticano se ha apuntado ostentosamente a la batalla ecologista. Desde su elección hace dos años, el Papa ha tocado el tema en sus discursos, pero se quedaba siempre en segundo plano. Sin embargo, algo ha cambiado.
Ratzinger, que clamó contra los incendios en verano, ha dado el protagonismo a la alarma medioambiental dos veces en cuatro días: el domingo llamó a «salvar el planeta antes de que sea demasiado tarde» y ayer recordó que los polos y las reservas de agua corren peligro. Además se está pasando a los hechos. El Vaticano acaba de 'adoptar' un bosque húngaro que, según sus cálculos, compensará las emisiones de CO2 del pequeño Estado. La Santa Sede será el primer país de impacto cero en la atmósfera.
Tiene un poco de truco, pero la intención es buena. Para empezar, el Vaticano se lo puede permitir porque es un país diminuto, de 0,4 kilómetros cuadrados. Le basta con un bosque de 15 hectáreas. Pero es que además se lo han regalado. Ha sido un obsequio de Planktos Inc., de EE UU, y Klimafa, de Hungría, empresas especializadas en la compraventa de créditos ambientales, según contaba 'La Repubblica'.
No es el único gesto.
El Vaticano organizó un seminario sobre el clima en abril. En Brasil Benedicto XVI donó 200.000 dólares para la defensa del Amazonas. El aula Nervi, donde son las audiencias si hay mal tiempo, será cubierto con paneles solares. El encuentro de la juventud italiana celebrado el fin de semana en Loreto, al que asistió el Papa y medio millón de personas, se ha presentado como el primer acontecimiento católico biodegradable. Basura diferenciada, platos reciclables, autobuses de hidrógeno Hasta plantarán 15.000 árboles en la región para sanar el impacto del evento.
Detalles de 'marketing'
El respeto al medio ambiente forma parte de la doctrina social de la Iglesia desde el Concilio Vaticano II y Juan Pablo II era un amante de la naturaleza, pero ahora que el cambio climático es ya conversación de ascensor es cuando el Vaticano ve aquí una preocupación compartida sin discusión por los ciudadanos. Por otro lado, la empatía con los jóvenes es inmediata. Como en Loreto, Ratzinger habla de medio ambiente en cada acto juvenil. La Iglesia cuida con atención la cantera y, de hecho, en Loreto los chicos y chicas que salieron a leer ante el Papa eran actores. Todos guapos y a la moda, nada del cliché del mojigato. Es uno de los escasos pero significativos detalles de 'marketing' que ha dado este pontificado.
Fuente: El Periodista Digital
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