Cambios en España son tan profundos y rápidos que exigen a la Iglesia profundizar evangelización y formación en la fe, indica
MADRID, 10 Sep. 07 / 08:04 pm (ACI).- El Obispo de Málaga, Mons. Antonio Dorado Soto, aseguró que la sociedad actual ha pasado de “una cultura creyente a la cultura del silencio respecto a Dios, y de un mundo cristiano a un mundo pagano sin ninguna referencia al Evangelio”.
“Hemos desembocado en la cultura de la ‘indiferencia religiosa’, donde mucha gente, aunque se llame cristiana, vive como si Dios no existiera, porque no influye en su vida personal, familiar, profesional y social” indicó el Prelado y agregó que “la misma religiosidad popular, que hunde sus raíces en el Evangelio, coexiste hoy con los estilos de vida dominantes, que son neopaganos en muchos aspectos”.
En una reciente carta por la fiesta de la Virgen de la Victoria, Patrona de Málaga, Mons. Dorado afirmó que Dios, “creador y amigo del hombre, aparece para muchos como el gran enemigo de la humanidad y del progreso, o como algo sin sentido de lo que se puede y se debe prescindir”.
Asimismo, el Obispo de Málaga señaló que “la mayor necesidad de la Iglesia de nuestro tiempo” es “su propia evangelización: fortalecer la fe de los cristianos, reiniciar en la fe a los no practicantes y proponer la fe a los no creyentes”.
Por eso “una de sus principales tareas consiste en anunciar el Evangelio a los que, bautizados en su infancia y sometidos a la evolución de la sociedad y a las crisis de su crecimiento personal, necesitan reavivar la fe y aplicarla a las situaciones concretas de su vida, para vivir de la fe como María”.
Además el Prelado reconoció que la “educación y el fortalecimiento de la fe de los cristianos constituyen hoy el cometido más urgente de la Iglesia”; y esto por dos motivos, primero porque la fe “no se puede dar por supuesta” y segundo porque “no está socialmente protegida como un valor importante, y la cultura que no procede de la fe tampoco da pie para que nadie se la plantee”.“La Virgen de la Victoria constituye un espléndido ejemplo de fe viva y vivida”, por eso “hay que avanzar en la imitación de María, la Virgen fiel, la mujer creyente”, concluyó Mons. Dorado.
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