Jesús bajó a Cafarnaún, pueblo de Galilea. Enseñaba a la gente en las reuniones de los sábados, y su enseñanza hacía gran impacto sobre la gente, porque hablaba con autoridad. Se hallaba en la sinagoga un hombre endemoniado, y empezó a gritar: «¿Qué quieres de nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Yo sé quién eres: Tú eres el Santo de Dios». Jesús amenazó al demonio, ordenándole: «Cállate y sal de ese hombre».
¿Qué me estás diciendo, Señor?
Reflexiones sobre la lectura de hoy
Hablaste con autoridad, Señor. He aprendido a cuestionar la autoridad y a buscar evidencia que apoye lo ordenado. Frente a Tí, veo de inmediato la evidencia en tu persona y en tu poder para sanar. Estoy feliz que Tú expulses todo el mal que hay dentro de mí, y me purifiques.
De Espacio Sagrado
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