Sunday, September 01, 2013

Comentario al Evangelio por José María Maruri S.J. JESÚS QUIERE QUE SEAMOS DIFERENTES



JESÚS QUIERE QUE SEAMOS DIFERENTES

Por José María Maruri, SJ


1. - ¿El que se humilla será enaltecido, en qué mundo vive el Señor? “España es diferente” fue una frase propagandística del turismo español. Y mientras ha sido diferente, hemos atraído turistas. Ahora que ya somos como los demás, con precios más caros, menos seguridad ciudadana y un calor insoportable, como no somos diferentes tenemos menos turismo.

Exacto pasa con el cristiano. Jesús quiere que seamos diferentes. Diferentes hasta humillarse (Y una cosa, ¿sabemos siquiera lo que esa palabra significa?) Mientras que el cristiano es diferente atrae a los demás. Y cuando se iguala a todos es tan vulgar como todos. Se le pasa la vida buscando lucir y buscar los primeros puestos y chismorrear sobre el lucimiento de los demás, el cristiano ya no es diferente, ya no atrae a nadie. Nos quedamos sin turismo

Qué ridículo le parecería al Señor ver cómo esos hombrecillos se apresuraban a buscar los puestos de honor en el banquete, cuando Él tenía todos los títulos para sentarse el primero el primero por ser el único ser grande, siendo Dios. Y qué ridículos le pareceremos cuando venimos a lucir hasta en la misma iglesia... Hay misas de moda en que chicos y chicas vienen a ver cómo viene fulanita y con quién viene. Bodas en que se viene a criticar los vestidos... o disfraces. Y hasta funerales masivos en los que los menos son los que realmente vienen a acompañar el dolor de la familia

Qué ridículos somos ante Dios y qué lejos estamos de Él que es sencillez infinita, como el aire puro que ni se ve ni se palpa, pero que ahí está vivificándolo todo. Seamos diferentes, siendo sencillos.


2. - Y a Jesús le faltó el aire de aquel banquete. Se le hizo irrespirable aquel ambiente, porque echó de menos a los suyos, a los que le seguían por los campos, los que por oírle se quedaban sin comer, los que no cuentan en la sociedad, los que no interesan porque no pueden dar nada, los que no pueden corresponder.

El Señor no se opone a una comida de amistad. De amistad verdadera deberían ser todos los banquetes y de amistad hizo el Señor el banquete Eucarístico, en el que se supone que todos somos hermanos y nos tratamos como hermanos. El Señor no recomienda un banquete de caridad, donde el pobre no puede asistir y verá al día siguiente en los periódicos a la despampanante anfitriona sonriendo para el fotógrafo. O la sonrisa del político –que muestra una imagen propia de un anuncio de dentífrico—calculando el número de votos posibles de aquellos descamisados. El Señor nos dice que no manipulemos al pobre. Y que el pobre tampoco manipule su pobreza.

Que busquemos la amistad y hagamos el bien con desinterés, que no seamos calculadores en el trato con los demás. Buscar el trato y la amistad por el provecho que algún día podamos sacar a la amistad, no es amistad. Es el más refinado de nuestros egoísmos.


3. - El amor da y se da sin esperar. Hay que saber dar a fondo perdido. Aun las personas más entregadas a los demás se quejan de vez en cuando de no encontrar correspondencia, de no encontrar ni si quiera agradecimiento. Y es mucha verdad.

Y esto es en lo que Jesús quiere que seamos los cristianos seamos “diferentes”. En que, a pesar de que abusen de nuestra bondad, sigamos tratando de dar y darnos, que aunque nos sintamos payasos, recibiendo bofetadas por ambas partes, no dejemos da dar y darnos, porque sólo en eso está el amor y por tanto la cercanía de Dios.

¿Quieres saber lo cerca que estás de Dios? Mira lo cerca que estás de los hermanos. Si te sientes lejos de ellos, muy lejos estás de Dios.

Betania

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