"Un cristiano sin alegría, o no es cristiano o está enfermo. ¡No hay otra!"
"Paz, amor y alegría", las claves de Jesús antes de ir al Cielo, según Francisco
"Jesús hizo casi un protocolo en Mateo 25: No sólo amad, sino permaneced en mi amor"
(RV).- La alegría es "la marca del cristiano", también en los dolores y en las tribulaciones. Lo afirmó Francisco en la misa matutina en Casa Santa Marta. El Papa reafirmó que es imposible un cristiano triste y subrayó que el Espíritu Santo es quien nos enseña a amar y nos llena de alegría.
Jesús, explicó el Papa Francisco, antes de ir al Cielo, habló de muchas cosas, pero se detenía siempre en "tres palabras clave":"Paz, amor y alegría". Sobre la paz, reafirmó, "nos decía que no nos da una paz como la da el mundo", sino que nos da una "paz para siempre". Sobre el amor, prosiguió, dijo muchas veces que "el mandamiento era amar a Dios y amar al prójimo" e hizo casi un "protocolo", en Mateo 25, "sobre el que todos seremos juzgados". En el Evangelio de hoy, observó, "Jesús dice sobre el amor algo nuevo: ‘No sólo amad, sino permaneced en mi amor'".
"La vocación cristiana es esto: permanecer en el amor de Dios, es decir, respirar, vivir de ese oxógeno, vivir de ese aire. Permaneced en el amor de Dios. Y con esto cierra la profundidad de su discurso sobre el amor y va adelante. ¿Y cómo es su amor? ‘Como el Padre me amó, también yo os he amado'. Es un amor que viene del Padre. La relación de amor entre Él y el Padre es también una relación de amor entre Él y nosotros. Y a nosotros nos pide que permanezcamos en este amor, que viene del Padre".
"Una paz - prosiguió - que no viene del mundo, sino de Él. Un amor que no viene del mundo, que viene del Padre". Por tanto, el Papa Francisco se detuvo en la exhortación de Jesús: "Permaneced en mi amor". El signo de que nosotros "permanecemos en el amor de Jesús", subrayó, "es que guardamos los Mandamientos". No basta seguirlos. "Cuando permanecemos en el amor - dijo - los Mandamientos vienen solos, del amor". El amor, reafirmó, "nos lleva a cumplir los Mandamientos así, naturalmente. La raíz del amor florece en los Mandamientos". Y estos, fue su reflexión, son "como el hilo" que liga una "cadena: el Padre, Jesús, nosotros". Francisco dirigió así la atención a la alegría.
"La alegría, que es como el signo del cristiano. Un cristiano sin alegría, o no es cristiano o está enfermo. ¡No hay otra! ¡Su salud no va bien allí! La salud cristiana. ¡La alegría! Una vez dije que hay cristianos con cara de pimientos en vinagre... ¡La cara siempre así! También el alma así, ¡esto es feo! Estos no son cristianos. Un cristiano sin alegría no es cristiano. Es como el sello del cristiano, la alegría. Incluso en los dolores, en las tribulaciones, también en las persecuciones".
De los primeros mártires, recordó, se decía que iban "al martirio como si fueran a una boda". Es la alegría del cristiano, dijo, "que custodia la paz y custodia el amor". Paz, amor y alegría, "tres palabras que Jesús nos deja". Y ¿quien nos da esta paz, este amor, quién nos da la alegría?, se preguntó el Papa: "Es el Espíritu Santo".
"¡El gran olvidado de nuestra vida! Yo quisiera preguntaros - pero no lo voy a hacer, ¡eh! - preguntaros: ¿cuántos de vosotros rezáis al Espíritu Santo? No levantéis la mano... Es el gran olvidado, ¡el gran olvidado! Y Él es el don, el don que nos da la paz, que nos enseña a amar y que nos llena de alegría. En la oración hemos pedido al Señor: ‘Custodia tu don'. Hemos pedido la gracia de que el Señor custodie el Espíritu Santo en nosotros. Que el Señor nos de esta gracia: custodiar siempre el Espíritu Santo en nosotros, ese Espíritu que nos enseña a amar, nos llena de alegría y nos da la paz"
Jesús, explicó el Papa Francisco, antes de ir al Cielo, habló de muchas cosas, pero se detenía siempre en "tres palabras clave":"Paz, amor y alegría". Sobre la paz, reafirmó, "nos decía que no nos da una paz como la da el mundo", sino que nos da una "paz para siempre". Sobre el amor, prosiguió, dijo muchas veces que "el mandamiento era amar a Dios y amar al prójimo" e hizo casi un "protocolo", en Mateo 25, "sobre el que todos seremos juzgados". En el Evangelio de hoy, observó, "Jesús dice sobre el amor algo nuevo: ‘No sólo amad, sino permaneced en mi amor'".
"La vocación cristiana es esto: permanecer en el amor de Dios, es decir, respirar, vivir de ese oxógeno, vivir de ese aire. Permaneced en el amor de Dios. Y con esto cierra la profundidad de su discurso sobre el amor y va adelante. ¿Y cómo es su amor? ‘Como el Padre me amó, también yo os he amado'. Es un amor que viene del Padre. La relación de amor entre Él y el Padre es también una relación de amor entre Él y nosotros. Y a nosotros nos pide que permanezcamos en este amor, que viene del Padre".
"Una paz - prosiguió - que no viene del mundo, sino de Él. Un amor que no viene del mundo, que viene del Padre". Por tanto, el Papa Francisco se detuvo en la exhortación de Jesús: "Permaneced en mi amor". El signo de que nosotros "permanecemos en el amor de Jesús", subrayó, "es que guardamos los Mandamientos". No basta seguirlos. "Cuando permanecemos en el amor - dijo - los Mandamientos vienen solos, del amor". El amor, reafirmó, "nos lleva a cumplir los Mandamientos así, naturalmente. La raíz del amor florece en los Mandamientos". Y estos, fue su reflexión, son "como el hilo" que liga una "cadena: el Padre, Jesús, nosotros". Francisco dirigió así la atención a la alegría.
"La alegría, que es como el signo del cristiano. Un cristiano sin alegría, o no es cristiano o está enfermo. ¡No hay otra! ¡Su salud no va bien allí! La salud cristiana. ¡La alegría! Una vez dije que hay cristianos con cara de pimientos en vinagre... ¡La cara siempre así! También el alma así, ¡esto es feo! Estos no son cristianos. Un cristiano sin alegría no es cristiano. Es como el sello del cristiano, la alegría. Incluso en los dolores, en las tribulaciones, también en las persecuciones".
De los primeros mártires, recordó, se decía que iban "al martirio como si fueran a una boda". Es la alegría del cristiano, dijo, "que custodia la paz y custodia el amor". Paz, amor y alegría, "tres palabras que Jesús nos deja". Y ¿quien nos da esta paz, este amor, quién nos da la alegría?, se preguntó el Papa: "Es el Espíritu Santo".
"¡El gran olvidado de nuestra vida! Yo quisiera preguntaros - pero no lo voy a hacer, ¡eh! - preguntaros: ¿cuántos de vosotros rezáis al Espíritu Santo? No levantéis la mano... Es el gran olvidado, ¡el gran olvidado! Y Él es el don, el don que nos da la paz, que nos enseña a amar y que nos llena de alegría. En la oración hemos pedido al Señor: ‘Custodia tu don'. Hemos pedido la gracia de que el Señor custodie el Espíritu Santo en nosotros. Que el Señor nos de esta gracia: custodiar siempre el Espíritu Santo en nosotros, ese Espíritu que nos enseña a amar, nos llena de alegría y nos da la paz"
Permanecer en el amor de Dios, con su paz y alegría, como nos pide Jesús, con el Espíritu Santo, ‘el gran olvidado’, alienta el Papa
Escuchar audio, aquí
Francisco en Santa Marta: “Un cristiano sin alegría o no es cristiano o está enfermo”
En su homilía en Casa Santa Marta Francisco dijo que, antes de ir al Cielo, Jesús dejó a los cristianos tres palabras: paz, amor y alegría. Francisco explicó, con mucho humor, que es el Espíritu Santo quien las concede.
FRANCISCO
"¡El gran olvidado de nuestra vida! Yo quisiera preguntaros, pero no lo voy a hacer, ¡eh!, preguntaros: ¿cuántos de vosotros rezáis al Espíritu Santo? No levantéis la mano... Es el gran olvidado, ¡el gran olvidado! Y Él es el don, el don que nos da la paz, que nos enseña a amar y que nos llena de alegría”.
El Papa añadió que la alegría es "la marca del cristiano también en el dolor, en la tribulación y en la persecución”. Y recordó que un cristiano sin alegría "o no es cristiano o está enfermo”.
EXTRACTO DE LA HOMILÍA DEL PAPA
Fuente: Radio Vaticana
«La vocación cristiana es esto: permanecer en el amor de Dios. Es decir, respirar, vivir con ese oxígeno. Vivir gracias a ese aire. Permanecer en el amor de Dios, con esto cierra la profundidad de su discurso sobre el amor. Y añade... Y ¿cómo es su amor? «Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes» - un amor que viene del Padre. La relación de amor entre él y el Padre es la relación de amor entre él y nosotros. Y a nosotros nos pide que permanezcamos en este amor que viene del Padre».
«La alegría es como el signo del cristiano... un cristiano sin alegría o no es cristiano o está enfermo. No hay otra, no está bien de salud... como ya dije alguna vez, hay cristianos con cara de pimiento avinagrado, siempre con cara así... con el ceño fruncido... también el alma es así... (sonríe) allí está lo feo... esos no son cristianos. Un cristiano sin alegría no es cristiano. La alegría es como el sello del cristiano, también en el dolor, en las tribulaciones, aun en las persecuciones».
«...El gran olvidado de nuestra vida ¿eh?... Tendría ganas de preguntarles – pero no lo haré ¿eh? ¿Cuántos de ustedes le rezan al Espíritu Santo? no levanten la mano... Es el gran olvidado, el gran olvidado. Y Él es el don, el don que nos da la paz, que nos enseña a amar y que nos llena de alegría. En la oración le pedimos al Señor: ¡custodia tu don! Le pedimos la gracia que el Señor custodie al Espíritu Santo que está en nosotros. Que el Señor nos dé esta gracia: custodiar siempre al Espíritu Santo en nosotros. Ese Espíritu que nos enseña a amar, nos llena de alegría y nos da la paz»
No comments:
Post a Comment