Cuaresma: ERITREA

Cunama, el pueblo que salió de la madre tierra

La carretera serpentea y desciende vertiginosamente desde el encumbrado nido de águila en que está asentada Asmara, capital de Eritrea, hasta la risueña cuenca que sirve de escenario a la pequeña ciudad de Karen.

En esta región viven los cunama, agrupados frecuentemente en poblados que comprenden cuatro o cinco minúsculas aldeas muy vecinas. Son tierras áridas, quemadas por el sol y de muy escasos recursos acuíferos. Las llanuras más fértiles han sido expropiadas o nacionalizadas y las han transformado en plantaciones más productivas.

El significado de la palabra cunama permanece oscuro. Algunos dicen que esta palabra significa "pueblo mezclado", no porque se haya amalgamado con otras etnias, perdiendo su identidad, sino porque es un pueblo muy democrático; dentro de la tribu ningún grupo prevalece sobre otro.

La población cunama -200.000 a mediados del siglo XIX- podría calcularse hoy en 50.000 personas, aunque resulta difícil precisar el número exacto, porque en algunos poblados y centros urbanos conviven con otras poblaciones.También resulta difícil clasificar a este pueblo. Algunos dicen que no son ni semitas ni camitas, sino los descendientes de antiguos pueblos que habitaron una zona mucho más amplia. El color oscuro de su piel sería el único elemento que tienen en común con la raza negra.

Resulta una tarea ímproba, por no decir imposible, seguir los hitos marcados por este pueblo y que conducen hasta el presente. Faltan los documentos escritos. La primera referencia a esta etnia aparece en un documento del siglo VIII. Por otra parte el hecho de tratarse de una tribu matriarcal no permite remontarse a muchas generaciones atrás.

Con el paso de los siglos y al entrar en contacto con gentes llegadas en subsiguientes migraciones pacíficas, el pueblo cunama quedó dividido en cuatro grandes familias: shua, la tribu del rinoceronte; gurma, la del elefante; caraua, la de la luna; y serma, la del búfalo.

Al tratarse de una tribu matriarcal, entran a formar parte de una de estas cuatro familias por vía materna. Aunque el padre pertenezca a un grupo o familia determinada, los hijos pertenecen al grupo familiar de la madre. Suelen explicar esta realidad con este dicho: La tierra (la madre) dio a luz un árbol; éste levantó los brazos hacia el cielo (el padre), pero la tierra lo aferró de los pies y le dijo: "los hijos pertenecen a la madre". Hoy día, debido a la influencia del cristianismo y del islam, estas tradiciones van cediendo terreno y en algunas familias el padre es el verdadero jefe de la familia.

Actualmente, el pueblo cunama se está jugando su propio destino. Debido a la política de integración llevada a cabo por el Gobierno, por una parte, y a su propia indiferencia, por otra, el pueblo cunama va perdiendo peso específico en el contexto político y social del país y corre el peligro de extinción o de ser absorbido por otros grupos. Sería una pérdida irreparable, no sólo para Eritrea, sino para todo el mundo, ya que se trata de uno de los pueblos más antiguos y más característicos de la tierra.
P. José Luis Lizalde, Mundo Negro, febrero 2003


Ampliando miras: CULTURAS MATRIARCALES

Hoy día, debido a la influencia del cristianismo y del islam, la tradición matriarcal de los cunama va cediendo terreno y en algunas familias el padre es el verdadero jefe de la familia.

Para cristianos y musulmanes, lo “natural” es que sea así. Sin embargo, en África hay bastantes culturas matriarcales antiquísimas que demuestran que, al menos en esos casos, una sociedad puede organizarse en torno a las mujeres. Sin duda si el pueblo cunama desapareciera, sería una pérdida irreparable, no sólo para Eritrea, sino para todo el mundo.


Gesto para hoy:

Si eres madre organiza una comida con tus hijos, reúnelos en torno a ti. Si eres hijo llama a tu madre e invítala a comer porque “los hijos pertenecen a la madre”.


Oración:

Señor, nos cuesta trabajo comprender y aceptar

al que es distinto a nosotros.

Nuestra cultura y nuestra forma de vida

nos parecen las mejores, si no las únicas válidas.

Ayúdanos a comprender y respetar al que es distinto,

al que tiene otra forma de pensar y de vivir.

Amén.

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Fuente: Ágora Marianista