Isaías 49, 13-16
Así dice el Señor: "Exulta, cielo; alégrate, tierra; romped a cantar, montañas, porque el Señor consuela a su pueblo y se compadece de los desamparados. Sión decía: "Me ha abandonado el Señor, mi dueño me ha olvidado." ¿Es que puede una madre olvidarse de su criatura, no conmoverse por el hijo de sus entrañas? Pues, aunque ella se olvide, yo no te olvidaré. Mira cómo te tengo grabada en la palma de mis manos, y nunca dejé de pensar en tus murallas"
¿Qué me estás diciendo, Señor?
Te escucho, Señor, y amo Tu imagen como madre nodriza. Debo aferrarme a ella profundamente, pues ella debe haber estado presente en las mentes de los judíos Que cantaban salmos mientras entraban a las cámaras de gas de Auschwitz.
Frente a cielos oscuros y silenciosos, es cuando más necesito replegarme en mi fe.
De Espacio Sagrado
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