El juego del awalé
Procedente del golfo de Guinea, el juego africano de awalé se ha extendido desde África a casi todo el mundo, siendo los propios africanos quienes han propagado este juego milenario.
En el continente africano hay una gran tradición lúdica, lo que hace del juego una de las actividades más extendidas por todo el territorio.
Conocido también como wari, awari, kale, ngon, oware, y otros muchos nombres, es, de entre los juegos de estrategia conocidos, el más antiguo de la humanidad.
Un juego de estrategia es aquel en cuyo desarrollo no solo interviene el azar, por tanto se pueden (y se deben) encontrar estrategias que resulten ganadoras, o al menos, ventajosas. Quizá por eso, el awalé ha tenido una relevancia histórica indiscutible en el devenir de las ciencias, en especial de las matemáticas.
Este juego de la familia de los mancala está basado en una metáfora agraria: se siembran granos, se constituyen unas reservas o graneros y se cosechan los granos.
Para jugar al awalé hacen falta dos jugadores, 48 fichas que pueden ser semillas, piedras o frutos secos pequeños, pero deben ser de forma y tamaño parecidos y un tablero con dos hileras 6 huecos o cuencos cada una.
No hay piezas de uno u otro jugador, sino campos propio y contrario. Los campos están formados por la fila de agujeros enfrente de cada jugador. En cada uno de los 12 cuencos se colocan 4 semillas.
Se trata de sembrar y recoger las semillas de todos los cuencos. La siembra se hace cogiendo todas las semillas de un agujero propio y dejándolas una a una en los agujeros correlativos. La cosecha se realiza capturando las semillas de los cuencos del contrario. La clave de la captura está en observar dónde cae la última semilla sembrada.
Los jugadores se alternan para realizar su movimiento. Un movimiento consiste en elegir un cuenco propio que no esté vacío. A continuación se sacan todas las semillas del cuenco propio elegido y se van sembrando de una en una, en sentido antihorario, en los cuencos adyacentes. El cuenco elegido, una vez jugado, debe quedar vacío.
Si la última semilla sembrada cae en un cuenco del oponente en el que había 1 ó 2 fichas, se captura el contenido del cuenco sacándolas las semillas del tablero. Es lo que se conoce como captura sencilla.
El gran aliciente del wari es la captura múltiple: Una vez capturado un cuenco, se mira si el cuenco anterior está también en situación de ser cosechado (es decir, debe ser un cuenco del contrario que tuviera 1 o 2 fichas antes de poner la nuestra), y así sucesivamente, hasta que ya no se pueda y ahí se termina la captura.
Gana el jugador que más fichas capture. El juego termina cuando un contrincante captura veinticinco o más piezas, o bien, cuando un jugador no tiene piezas en sus cuencos para mover.
Teresa Eizaguirre
Ampliando miras: JUEGOS DE TODA LA VIDA
La tecnología permite hoy “jugar” contra máquinas y ordenadores –algunas portátiles, familiares para los niños y adolescentes–, en un acto cada vez más personal. El entretenimiento se reviste así de efectos especiales impresionantes, a costa de perder contacto “cara a cara”.
Gesto para hoy:
Dedica un rato a jugar con alguien. Evita las maquinas y ordenares y enfréntate “cara a cara” a tu oponente. ¡Animo y que gane el mejor!
Oración:
Oración:
el sentido ingenioso y creativo de la fiesta y el juego.
Ayúdanos a salir de nuestro mundo pequeño y cerrado
y a disfrutar de la amistad gratuita y del encuentro
que nos confronta, nos interroga, nos hace reír y llorar
y aviva lo mejor de nuestra condición humana.
Amén.
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