Wednesday, March 21, 2007

Cuaresma: KENIA



Rendile, los eternos peregrinos


Kargi es una población rendile con cerca de 6.000 habitantes. El paisaje es desértico, no hay vegetación, tan sólo alguna acacia espinosa, aparentemente seca. El suelo está cubierto de piedras volcánicas negras y grava. En el centro hay un núcleo de pequeñas casas cubiertas de zinc y un gran círculo formado por unas 25 mañatas, un conjunto de cabañas dispuestas en círculo habitadas por un grupo de familias relacionadas entre sí. En el centro de cada una, hay siempre un área circular protegida por una cerca de ramos espinosos, el naabo. Aquí arde el fuego durante la noche y los hombres se reúnen para rezar y discutir los asuntos más importantes.


Se calcula que los rendile son cerca de 30.000. Habitan la parte norte de la Provincia Oriental de Kenia. Es un área de unos 23.000 kilómetros cuadrados, en una zona en gran parte desértica o semidesértica.


Por esas inmensas planicies vagan los pastores con sus animales en busca de pastos y de agua. Tradicionalmente, no tienen casa permanente. Las familias se desplazan en grupos con la única riqueza que tienen, los animales. Llevan la "casa" y todos sus enseres en los camellos de carga. Desde hace unos 20 años, la población se está asentando en lugares como Kargi. Viven allí porque, dicen, "ésta es nuestra tierra, la tierra que Dios nos dio". Para ellos tiene dos cosas muy buenas: hay agua y está lejos de todos y de todo, haciendo imposible atacar y robar los animales.
Son "naturalmente" religiosos. Dios está presente en todos los momentos de su vida. La oración, las bendiciones y los sacrificios forman parte de la vida de todos ellos y marcan los momentos más importantes de la comunidad.


Las personas, la tierra, los animales, especialmente el camello, la leche, la lluvia, el agua el sol, el viento todo forma parte de este universo creado por Dios. La vida política, social y religiosa forma parte de un todo. La presencia benéfica de Dios es considerada tan necesaria como el aire que se respira.


El rendile es un eterno peregrino. Se mueve continuamente de un lugar a otro con sus animales, garantía de su supervivencia. Incluso cuando se aposenta en un lugar con parte de la familia, se cambia de cuando en cuando para otro lugar. Las casas están hechas a la medida de la persona. Tienen forma de cono invertido y están cubiertas con una especie de esteras; la estructura son unos palos finos que se pueden transportar fácilmente. La casa es el reino de la mujer, y es ella quien la construye, repara y cambia.


No conocen la agricultura. Ninguno tiene un palmo de tierra que pueda llamar suyo. Al entrar en una casa, está tan vacía que siempre surge la duda de si la familia podrá sobrevivir al día siguiente. Pero son peregrinos, y el peregrino aprende a vivir con lo mínimo indispensable. Vive el presente y no tiene miedo al futuro.

Mundo Negro, enero 2006


Ampliando miras: VIVIR CON LO MINIMO

En nuestra cultura para ser felices nos rodeamos de cosas. Uno es más feliz cuanto más tiene. Podríamos preguntar por qué somos felices y casi con seguridad nos responderán: porque “tengo” un marido o mujer, dos o tres hijos, un trabajo bueno o no tan bueno, varios amigos, una casa grande o pequeña con más o menos armarios todos llenos, un coche o dos, una televisión, un ordenador, un móvil…

En la cultura de los rendiles no se pueden tener muchas cosas. Como peregrinos que son, los rendiles no tienen ni siquiera un hogar permanente. Sin embargo no les falta nada: “tienen la tierra, los animales especialmente el camello, la leche, la lluvia, el agua, el sol, el viento…” y tienen a Dios. Por eso no tienen miedo del futuro.

Gesto para hoy:


Imagina que tienes que mudarte y haz una lista con todo lo que tienes: cuenta las camisas, pantalones, libros… ¿Podrías prescindir de alguna cosa? Escoge al menos una y despréndete de ella.

Oración:

Padre providente, Creador de todas las cosas,
tan necesario como el aire que respiramos,
cuida de quienes viven una existencia nómada.
Te pedimos que al contemplar su estilo de vida
sepamos percibir el valor de la itinerancia liberadora,
de la confianza en ti y de tu presencia constante.
Amén.


Màs información de Kenia, aquí


Guente: Ágora Marianista





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